CAPÍTULO 32

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Universal

El destino, la mayor parte del tiempo es complicado, no sabemos porque no pone ciertas cosas o circunstancias en nuestra vida. La cuestión es que Nadie lo sabe.

Es justo lo que le paso a estas dos personas, Melanie, una chica que estaba dispuesta a criar a su hijo o hija sola, sin pedir la ayuda de nadie, simplemente trabajaría para darle a su bebé el fututo que se merece. Pero parece que el destino le tenía preparada otra cosa, justo aquel día, el día que cumple precisamente 27 semanas de embarazo, se encuentra al padre de su bebé y no basta con eso, sino que, para colmo, su bebé sabe perfectamente quien es su padre, ya que responde a su voz.

Aunque Mel, como sus amigos y parientes más cercanos le llamaban, estuviera dispuesta a no poder tener algún otro intercambio de palabras con él, incluso le pedio de favor a su compañera Amelia que le ayudara con su pedido. Y fue en ese momento que el universo le estaba jugando una jodida broma, ya que el muy idiota y sexy de Brad la había pedido a ella para llevarle un panque de naranja.

> ¿Será que ya me ha reconocido y solo quiere joderme la existencia? < — Se dijo mentalmente Melanie.

Se dispuso a servir el panque en un plato, tomo una servilleta y una cuchara, para disponerse a caminar con paso seguro y firme, la frente en alto y una amable sonrisa en el rostro.

—Aquí está su pedido, Señor... — guardo silencio una fracción de segundos — Brad... — coloco el plato enfrente de él.

El empresario se sorprendió al escuchar su nombre de la tierna voz de la chica.

—¿Cómo es que sabes mi nombre? — cuestiono con el ceño fruncido y sus ojos fijos en ella.

—Mmm... — apretó los labios al sentir una fuerte patada proveniente de su bebé — Ja! ¿No lo recuerdas cierto? — la chica levanto una de sus finas cejas.

El rostro de Brad lo decía todo, sus ojos demostraban desconcierto, su ceño aún estaba fruncido y su ceja se levantó mostrando un semblante serio e interrogativo.

—¿Qué es lo que se supone que tengo que recordar? — responde con una pregunta el castaño.

—Olvídalo, con permiso, señor... — se limita a decir para luego darse la vuelta y caminar con prisa de regreso al mostrador.

En su movimiento apurado, la blusa que llevaba del trabajo se levantó un poco en su espalda baja, justo donde terminan sus jeans, dejando a la vista del mujeriego neoyorquino, el tatuaje de un colibrí azul, y como si se tratara de una película, las imágenes de él pasando una increíble noche en un hotel pasaron por su cabeza.

> La chica colibrí, ella es la chica colibrí < — Se decía mentalmente al caer en cuenta de a quién es esa chica.

Sin poder evitarlo una amplia sonrisa se dibuja en sus labios, aquel reencuentro había sigo de los más interesantes que ha tenido en su vida. La noche que paso con esa chica fue una de sus mejores noches, no solo por el placer que ella le ha dado a él, sino por la suavidad de su piel contra la yema de sus dedos y el roce de sus labios.

> Sin duda debo repetir aquella experiencia con esa hermosa chica, eso es seguro < — Se aseguró a su mismo.

La tarde con sus sobrinos continuo, ellos no pasaban de hablarle de sus viajes durante este tiempo.

Antes de salir de la cafetería, le había preguntado a una de la meseras el horario de salida de la chica colibrí, necesitaba hablar con ella, saber al menos su nombre completo para poder indagar de ella.

Paso un poco más de tiempo con sus sobrinos, les compro algunos juguetes y después los fue a dejar al hospital. Se quedó a charla un raro con su hermano con respecto a los asuntos de la empresa, y al darse cuenta que ya se acercaba la hora de salida de la chica, se despidió de todos y salió de regreso al centro comercial, estaciono el auto en un espacio cerca de la entrada del mismo, una entrada que queda cerca de la cafetería, presto mucha atención y cuando visualizo a la chica, bajo del auto con rapidez y se acercó a ella corriendo para poder alcanzarla.

2º Juicio de Amor. Saga Hermosos AmoresWhere stories live. Discover now