48.

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Me desperté con un pequeño dolor en el hombro, me tomé las pastillas mientras escuchaba como todo el mundo se preparaba para ir al entrenamiento de hoy que nuevamente me iba a perder.

—¿Puedo ir? —pregunté con una sonrisa— No haré nada, simplemente quiero tomar un poco de aire —entonces Peter me miró sentado en la cama mientras se ponía las zapatillas— Por fis, no quiero quedarme acá encerrada y aburrida.

—Ok, pero no puedes correr —me advirtió— Si te quedas atrás entonces aceptas el lugar y punto, llegas al lago cuando puedas llegar tu, por favor no hagas nada que te pueda lastimar porque vienes muy bien con la recuperación —asentí y le di un beso celebrando que me autorizó— ¿Te ayudo? —preguntó, me ayudó con el pijama y luego me puso otra ropa, después de todo me acomodó el cabestrillo para terminar con un beso en la nariz, que ángel siempre.

—Perfecto, te vas a poner este gorrito —me puso un gorro suyo— Porque está un poco helado ¿Estás segura que quieres venir? —asentí con una sonrisa y lo besé— Ok, vamos. —abrió la puerta y los chicos estaban calentando a la salida de casa— Buen día a todos, Lali caminará con nosotros para despejar un poco la mente pero eligió a uno de ustedes que la representará en el entrenamiento de hoy, Bella felicidades estás al nivel de Mariana.

—¿Que significa que la tengo que representar? —preguntó cambiando su cara inmediatamente.

—Que tienes que hacer tus ejercicios y luego los de Lali —dijo Ursula.

—¿QUE? —gritó— ¡DIOS, CUANTA FALTA PARA QUE ME ROMPA ALGO? —dijo mirando al cielo— ¿Qué pasa, no escuchas a las lesbianas? Ok, Beyoncé por favor no me dejes sola en este difícil camino.

—¡Muy bien andando todo el mundo! —gritó Peter mientras yo me reía de Bella por hacerme malas caras.

—Te odio —me dijo de lejos.

—Yo no dije nada —solté una carcajada.

—¡BELLA! —gritó Peter— Lali, cualquier cosa grita fuerte

—Como lo haces en la cama —se burló Ursula mientras se alejaban todos juntos.

Caminé a mi ritmo siguiendo las instrucciones de Lanzani para que no se enoje conmigo y cuando llegué ya estaban haciendo los ejercicios en el árbol, me senté a mirar como trabajan todos mientras me aguantaba la risa de todas las quejas que Bella había inútilmente, eran todos muy graciosos mientras tanto Peter les gritaba y daba órdenes como si estuviesen en el ejército, me recordó todo al inicio cuando yo lo odiaba por hacer este tipo de cosas.

—Buen trabajo a todos, ya podemos regresar. Muy bien Bella, si te quejaras menos lo harías mucho mejor porque pierdes demasiada energía —dijo Peter con una sonrisa y se acercó a mí— ¿Todo bien? —asentí y me dio un beso— Vamos —me tomó la mano para que pudiera pararme.

—Es muy divertido ver todo desde fuera, ya me acordé porque te odiaba —soltó una carcajada y me guardó en sus brazos mientras comenzábamos a caminar de regreso a casa— Como puede ser que te pongas a dar órdenes a los gritos a esta hora, por favor señor te pido un minimo de respeto —me dio un beso en la frente— Pero no me puedo quejar demasiado porque fue la manera en cómo aprendí todas mis técnicas hasta ahora

—Es muy cierto, deberías estar agradecida de mí —respondió con una sonrisa.

—Lo estoy mi amor —lo miré con una sonrisa— Siempre lo estoy.

—¿Quieres que te cargue hasta casa? —preguntó

—no, no hace falta —sonreí— Me sirve para ejercitarme un poco ¿Te parece si tenemos una cita en el jacuzzi esta noche?

End game Where stories live. Discover now