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CHAPTER TWENTY // NINE
𝑷𝒐𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑩𝒂𝒃𝒚𝒔𝒊𝒕𝒕𝒆𝒓
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La mañana comenzó con un estruendo que me sacó de mi sueño. El repiqueteo era ensordecedor y me hizo girar boca abajo, escondiendo mi cabeza bajo la almohada en un vano intento por amortiguar el ruido. Pero no funcionó. Estaba segura de que el ruido provenía de Mora jugando en el pasillo con la maldita pelota con cascabeles y premios que Danny le había regalado la semana pasada. Volví a girarme, poniendo la cabeza sobre la almohada, y miré el techo, intentando recordar mi sueño. Pero mi mente estaba en blanco.
En cuanto pude cerrar los ojos, dispuesta a dormir un poco más, la alarma de mi móvil sonó, recordándome que era hora de levantarse. Era mi día libre, pero Sammy me había citado a una reunión "importante" justo hoy así que debía salir de la cama, aun sintiendo el peso de la noche anterior sobre mis hombros. Estaba agotada. Mentalmente agotada.
Abrí el grifo de la ducha y mientras el agua se templaba mi mente comenzó a divagar. La investigación me estaba consumiendo. Esas malditas cartas no habían dejado de aparecer, en mi trabajo, en mi auto, debajo de la puerta de la casa y la falta de coherencia entre ellas me estaba volviendo loca. Lamentablemente no podía pedir ayuda, ya que nadie lo sabe, y, estoy intentando tener el menos contacto posible con quien si lo sabe.
Después de ducharme, me vestí con un short de jean, un top negro con mangas cortas y mis fieles Vans. Bajé a la sala, en donde le dejé comida a Shiva y Mora. Tomé las llaves del auto, mi riñonera y una manzana, y salí de casa. Caminé hacia mi auto, pero de pronto una van negra sin patentes se estacionó a un par de metros de mí. La puerta trasera se abrió y Tyler bajó. Se veía desorientado, caminó tambaleante hasta tropezar y caer de cara al suelo.
—Maldición—sentencie cerrando la puerta del auto y yendo a socorrerlo
Mi corazón se detuvo. ¿Qué pasaba? ¿Qué había sucedido? Me acerqué a él, intentando ayudarlo a levantarse. Pero él no respondía. Estaba inconsciente.
—Debes estar jodiendome—susurré—Vamos adentro—intenté levantarlo, pero era muy pesado—Máximo, esfuerzo—pasé mi brazo por su cintura y colgué uno de sus brazos en mi cuello para que sea más fácil arrastrarlo sin que tocase el piso con la cara nuevamente—Adentro—abriendo la puerta de entrada con el pie
—¿Lele?—cuestiono comenzando a entrar en si
—No digas nada, solo pon un poquito de voluntad que no eres una plumita—exigí