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El dolor punzante que tenía sobre su cabeza ya no estaba, de hecho, aún sentía molestia pero podía al menos moverla, lo que sí, aún sus ojos no se abrían como tanto venía insistiéndoles. Se sentía pesado, relajado y muy tranquilo, aunque su corazón estuviera latiendo con fuerza dentro de su pecho, y lo sabía por el constante pito que sonaba a su lado izquierdo. Según él y las películas que había visto, además de los documentales, esa cosa se encargaba de monitorear los latidos de su corazón.

Pasaron largos minutos en los que se tomó la molestia de despertar cada una de sus extremidades, aunque su pierna derecha no le funcionó, no le importó, una vez sus manos y sus parpados se movieron considerablemente, él abrió los ojos, encontrándose a sí mismo en una habitación completamente blanca, llena de aparatos que no conocía. Sí, un hospital, y él estaba acostado sobre una cama de metálico material.                                                                    

Escuchó la puerta abrirse, así que al instante sus ojos pesados se movieron hacía ese lugar, observando a su madre entrar y como la mirada preocupada y cansada de la mujer mostró una alegría indescriptible cuando llamó entre gritos al doctor, acercándose a su hijo, tomando su mano, escuchando una queja de Jeno ante el agresivo movimiento antes de dejarla sobre su lugar, disculpándose.                                                                      
El doctor llegó apenas unos minutos después, Jeno admiró la mirada llena de satisfacción del desconocido hombre, mientras las enfermeras le indicaban datos como la velocidad del pulso de Jeno, todos con grandes sonrisas en sus rostros, pero Jeno... Él seguía sintiéndose en un tipo de transe, observando todo, hasta que su mirada se dirigió de nuevo a la puerta.

El doctor, las enfermeras e incluso Yoona miraron hacía esa dirección, pero solo estaba la puerta cerrada, entre tanto color blanco. Jeno no despegó su mirada de ese lugar incluso a pesar que el doctor le explicaba que tuvo suerte, que los múltiples golpes y la pierna rota, además de los daños en sus costillas e incluso el fuerte dolor de cabeza pudieron matarlo.                                                                      

¿Jeno? Él seguía mirando hacía la puerta, esperando.
                            【·。ʚ🥛ɞ。·】

Él no lo sabía, pero lo que ocurrió después de su desmayo y de despertar para llamar a Mark en un último hilo de resistencia contra la inconsciencia antes de desmayarse nuevamente, fue algo bastante complicado.                                                                      
Luego de que Mark no atendió el teléfono, él cayó y un par de horas después, Dodo regresó de su clase de inglés. El hablaba con Eric sobre sus calificaciones altas y sobre presumirle a su madre que podía tener novia y ser estudioso a la vez.

Los chicos palidecieron cuando encontraron el cuerpo de su hermano en el suelo, rodeado de grandes manchas de sangre, así que, aunque primero ambos quisieron tumbarse y llorar, Eric se encargó de llamar a Yoona mientras subía las escaleras con Dodo, asegurándose de que Jaehyun y Taeyong estén bien, después pasaron a la habitación de Jeno, escuchando al pequeño Sun llorar entre tantos gritos. La voz del pobre bebé ya ronca, llorando a todo pulmón con el rostro tan lleno de lágrimas que pareciera pedir auxilio o que lo estuvieran torturando, cuando solo quedaba él en la habitación.                                                                 

Jaemin ya no estaba.

Yoona llegó en menos de veinte minutos, la mujer, al contrario de sus hijos, se desplomó en el suelo y lloró, queriendo mover el cuerpo de su hijo, aunque conocía lo suficiente como para saber que lo mejor para un cuerpo golpeado era no ser movido hasta que los médicos especializados en eso lo asignaran, los cuales no tardaron en llegar, llevándose a Jeno en la ambulancia. No contaban con mucho tiempo.                                                                   
Mientras Jeno estuvo en la sala de emergencias, pasaron horas de horas en lo que los doctores la mantuvieron sin información, luego Yoona recibió una llamada al celular de su hijo, era Mark, quería saber la urgencia de llamarlo en aquel momento; cuando ella le contó todo, Mark cortó y maldijo de las mil y un formas posibles, golpeó su puño contra la pared hasta que Haechan tuvo que detenerlo y luego de que el  minino se enterara, supo que habían tomado la peor decisión del mundo al no contestar la llamada antes del vuelo. Ahora debían volver, pero sabría Dios cuando tendrían el dinero para la posibilidad del viaje de regreso a Seúl, sin el permiso de la Universidad del pelinegro.

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