-ˋˏ08 ˎˊ-

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Esa mañana, Jaemin ya cumplía dos hermosas semanas viviendo en la casa de Jeno, y este no podía estar más feliz. Si bien no era del todo fácil criar al pequeño Jaemin, definitivamente tenía sus hermosas ventajas, como por ejemplo, despertarse todos los días al lado del cuerpo más tierno y precioso que la humanidad y unos cuantos experimentos pudieron crear.

-Mmm. - Jeno se logró estirar en cama, sonriendo al sentir como los delgados brazos de su gatito se enredaban con más fuerza alrededor de su cintura, y un ligero sonidito escapaba de los labios del, aún dormido, Jaemin.

El mayor apoyó su codo en la cama y su cabeza sobre su palma, para quedarse observando desde un ángulo más alto esa cantidad de rizos despeinados que tanto amaba acariciar. A veces se preguntaba cómo era posible que Jaemin tuviera un cabello tan suave, y una vez hasta se puso a pensar en lo genial que era el hecho de que al pequeño no se le cayera el pelo como a los gatos, odiaría que esos rizos desaparezcan de a pocos, y aunque crecieran más, definitivamente su bebé era perfecto tal y como estaba.

Observó claramente sus esponjosas orejas sacudirse y sonrió, inclinándose lo suficiente, presionó la más cercana a sus labios con estos, sin usar los dientes, logrando que su minino se estirara y volviera a mover esos triángulos felpudos en su cabeza.

-Bebé. - Lo llamó, tratando de despertar a Jaemin, eso era un poco difícil para él absolutamente todos los días, pero tenía que hacerlo, aunque su niño felino siempre le hacía de esa experiencia un reto, aún peor desde que hace ya más de una semana habían empezado sus juegos sexuales que dejaban al pequeño gatito totalmente cansado. -Amor, recuerda que quedamos que hoy haríamos algo.- Volvió a hablar, sabiendo que Jaemin lo escuchaba por la mueca de disgusto que tenía en su rostro.

De nuevo Jaemin estaba siendo un mal gatito, un gatito rebelde y eso era algo que Jeno no podía permitirle. Sonrió con malicia y lentamente se liberó de los brazos de su niño, incorporándose lo suficiente para lograr meterse bajo las frazadas, en lo que Jaemin se acurrucaba de nuevo abrazando la almohada, quizás creyendo que se trataba de su Jeno.

Jeno rió y de un tirón le bajó al pequeño sus ligeros calzoncillos rojos, logrando que Jaemin soltara un respingo, pero antes de que sus pequeñas manos cubran su zona sensible, Jeno tomó con firmeza su miembro, escuchando claramente un gemido ronco escapar de los labios de su minino.

Ah! - Jaemin se erizó por completo, encogiendo las piernas, mientras sus manos bajaban para tocar ese cabello suave que ya conocía tan bien. Meneó sus orejas y removió su cola, acariciando las hebras del mayor, jadeando cuando la mano de Jeno empezó a moverse por su miembro, de arriba hacia abajo.

Pero esta vez hubo algo diferente, algo que el minino no se esperó y que logró hacer que su espalda se arqueara hasta despegar del colchón, Jaemin sintió con claridad una calidez húmeda que rodeaba la punta de su miembro, antes de sentir como la lengua de Jeno pasaba por todo el ancho de su glande. Dejándose llevar por el placer, Jaemin tomó con fuerza los mechones de cabello del mayor y lo empujó más hacía su entrepierna.

Jeno sonrió al sentir los constantes tirones y obedeció, separando más sus labios, permitió que toda la longitud de la erección ingresara en su boca, iniciando un vaivén, asegurándose de humedecer bien cada parte del tronco del miembro, escuchando complacido todos los sonidos que escapaban de la boca de Jaemin.

El menor encogía los dedos de sus pies tratando de aguantar lo más posible el orgasmo, pero es que Jeno movía su lengua por todo el largo de su cosita y se sentía tan malditamente bien. Jaemin incluso creía de nuevo que toda la resistencia que había conseguido en la última semana con la cantidad de veces que Jeno había jugado con su miembro se había ido por el caño, porque eso no se comparaba en lo más mínimo a cuando su glande tocaba el fondo de la boca del mayor, disfrutando de estar atrapado en esa cavidad. Joder, como lo amaba.

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