Derecho a elegir

559 62 5
                                    

Caminaron por un par de horas más, en el transcurso ambos azabaches se contaban algunas historias y aunque al Uchiha no le agradaba admitirlo le agradaba esa princesa.

-Bien, dormiremos aquí- Dijo Sasuke quedando de pie cerca de una pequeña cueva.

-Teme, deberíamos buscar algo más adecuado para una princesa-

-Ella no tiene problema- Miro a Hinata y ella sonrió asintiendo.

Luego de rechistar Naruto se vio forzado a acceder a pasar la noche ahí, quería un par de cobijas suaves, no rocas y tierra.

Mientras Sasuke miraba como las ratas se cocinaban en la fogata su corcel amigo se acercó a él.

-¿Y Hime?- Preguntó mirando a ambos lados.

-Se esta bañando en el río- Contesto sin apartar la mirada.

-Deberiamos cuidarla Teme, recuerda que es una princesa-

-Nada le va a pasar- En ese instante escucharon como un grito femenino emanaba del río y ambos corrieron al lugar.

La escena era incomoda y al mismo tiempo hermosa. La joven princesa estaba siendo capturada por un mosquetero, sin embargo, ella solo llevaba la usual bata blanca que usan las mujeres para bañarse en los ríos, dejando ver por debajo de la tela el hermoso cuerpo de la mujer.

Sus senos eran redondos y prominentes, adornados con dos pezones rosas y duros por el frío de la noche, un abdomen plano y hermoso con una cintura de avispa que se marcaba más por sus caderas y trasero perfectamente acordes a su silueta.

-Me llevaré a esta hermosa mujer y la haré la madre de mis hijos- Dijo el mosquetero sosteniendo ambos brazos de la chica.

-Si aprecias tu vida, sueltala- Contesto Sasuke apartando un poco la mirada, ni él se resistiría a esa sedosa piel.

-¿Quién te crees que eres?- Preguntó el secuestrador.

Sasuke no tenía más tiempo, una erección se estaba haciendo presente y no se podía dar el lujo de continuar viendo ese hermoso espectáculo así que con su habilidad se posiciono atrás del hombre y con un golpe lo dejo inconsciente.

La ojiluna estaba a punto de caer al suelo pero fue sujetada por los musculosos brazos del ojirojo.

-¿Estás bien?- Preguntó mirándola directamente a los ojos.

-S-s-sí- Dijo con dificultad al perderse en esa profunda mirada.

-Bien, vamos-

Intentó no mirarla a medida de lo posible pero era imposible, si esa mocosa le quería agradecer por rescatarla de esa torre podría haciendo poniéndose algo de ropa, o por el contrario podía quitarse esa bata completamente y... No, un momento, ¿qué rayos estaba pensando?

El azabache le llevo algo de ropa seca para que se vistiera y luego los tres tuvieron una silenciosa e incomoda cena de rata frita.

Por su lado la princesa no podía estar más avergonzada, no podía creer que su salvador la había visto casi desnuda, cuando solo su futuro marido debería verla así pero, ¿qué pasaría si en lugar de Deidara se casará con Sasuke? No, era absurdo, él le había dejado en claro las reglas.

No podía evitar pensar en que el futuro rey la hacía sentir bien, le gustaban las conversaciones que tenían y nunca negó lo guapo que era físicamente.

Al día siguiente continuaron su rumbo y pasaron a una aldea, esta vez sí comprarían provisiones para no repetir el mismo platillo.

Sasuke se escondió debajo de su capa para no causar escándalo alguno y poder comprar en paz.

Salvando a la princesaWhere stories live. Discover now