Futuro Rey

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Ahí iba caminando un corcel de cabello rubio y ojos azules, junto a futuro Rey de Taka y en su hombro una princesa cansada de haber pataleando infinitamente para que este la bajara.

-Tranquila Hime, llegaremos pronto- Dijo Naruto intentando animarla.

-¿En cuanto tiempo?- Pregunto aburrida.

-Una semana tal vez- Aclaró Naruto que llevaba pertenencias de la chica en su lomo.

-¿Y cómo es mi futuro esposo?- Preguntó emocionada.

-Es un idiota- Soltó el Uchiha amargamente.

-Es un estupido- Añadió Naruto.

-No deberían hablar así de él- Dijo algo molesta.

-Como sea, pasaremos a una aldea para que compremos algunas cosas- Dijo desviándose del camino y llegando a una pequeña aldea.

Ahí la bajo y se encaminaron todos a una tienda para comprar cosas de higiene básica, así como algunas prendas extra.

Fuera de una tienda la princesa estaba mirando algunos rollos de canela mientras el azabache la presenciaba de lejos.

-Hola señorita- Dijo un hombre peliplata.

-Hola- Respondió animada.

-¿Qué te parece si nos vamos a otro lado?- La tomo de la cintura y la acercó a él.

La pobre chica no sabía como reaccionar, prácticamente era la primera vez que salía y convivía con personas por su cuenta.

En un movimiento el pelinegro tomo al hombre del cuello mirandolo fijamente.

-Vete- Pronunció mirándolo con odio.

-¡E-e-s de Taka!- Gritó y salió corriendo llamando la atención de todos y centrandola en el joven principe.

-Vamonos- Exclamó tomando a la chica del brazo y jalandola suavemente.

Siguieron su camino hasta Akatsuki sin decir una palabra hasta que la mujer habló.

-¿Qué fue todo eso? ¿No son unos bandidos de los más buscados o si?- Preguntó algo confundida.

-No Hime, solo venimos a un reino con personas con cualidades especiales- Así Naruto comenzó a resumir la historia.

-Oh, ya entiendo- Pronunció con la cara un poco baja.

No podía creer que todo el mundo los estereotipara como malas personas, no era justo. Esos tipos no parecían malos, ni siquiera el alto de cabello onix.

-Aquí vamos a acampar- Señalo Sasuke mirando una pequeña cueva.

Todos se adentraron en ella y decidieron cocinar algo para comer.

-Iré a cazar- Exclamó el Uchiha, ya que por el incoveniente no habían podido comprar comida.

En menos de dos minutos apareció con 3 ratas muertas agarradas por la cola.

-Teme, no le pensaras dar eso a la Hime- Dijo Naruto.

-Y-yo puedo comer eso- Sonrío con las mejillas sonrojadas agradando al azabache, al menos no era una delicada en ese aspecto.

Con facilidad Sasuke encendió una fogata para cocinar la carne de rata y eliminar todas las bacterias que pudiera tener.

Los 3 comieron en silencio y casi de inmediato Naruto se durmió como una piedra.

El Uchiha salió de la cueva a hacer guardia, no lo veía necesario pero nunca estaba de más.

-El cielo es muy bonito- Dijo Hinata sentándose junto a él.

-Deberias estar durmiendo- Contestó en tono neutro.

-Aún es muy temprano, usualmente en esa torre dormía hasta altas horas de la madrugada- Respondió melancólica y el ojirojo decidió no preguntar más.

-Entiendo- Respondió mirando las estrellas en el cielo.

-¿El rey Deidara es bueno?-

-Me chantajeo para devolver a mi amigo a la normalidad, tú me diras- Soltó con amargura.

-No conozco mucho de su historia pero, prometo que si me convierto en su esposa cambiaré eso- Dijo con una sonrisa.

-¿Sientes lastima por nosotros?-

-No, solo no creo que se deba discriminar a nadie- Respondió firme.

-Bueno, espero que lo digas en serio-

-Claro que sí, incluso, podríamos hacer una alianza con su rey- Exclamó mirándolo.

-Nosotros no queremos ninguna alianza con ustedes- Dijo con tranquilidad.

-¿Y quien eres tú para decir eso?- Preguntó algo molesta inflando sus cachetes.

-Mucho gusto, Uchiha Sasuke, Futuro Rey de Taka, un placer princesa- Dijo burlón estrechando la mano mientras miraba como la pobre chica se ponía roja de la vergüenza.

-Y-yo l-lo siento- Artículo con dificultad haciendo reír al futuro rey.

-Ya veremos que pasa- Dijo terminando de reír.

Luego procedió a explicar que en su reino el gobierno era democrático, el pueblo era quien decidía y el rey solo los representaba.

Cada líder de familia hablaba con las mismas sobre las decisiones y luego en una asamblea se hablaba sobre eso para llegar a un acuerdo.

Cuando termino de relatar la muchacha se durmió profundamente y al verla a la cara supo que no había malicia alguna en ella, y realmente esperaba que cumpliera su palabra, para poder vivir en paz

Salvando a la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora