5.- "Entre broma y broma..."

3.2K 249 320
                                    

Gustabo se encontraba en el apartamento de Conway. Éste hacía una hora más o menos que lo había llevado ahí, pero tuvo que volver al trabajo ya que aún le quedaba un par de cosas en comisaría, dejado a Gustabo solo en la casa.

''Y ahora ¿qué coño hago?'' 

Pensaba el rubio mientras caminaba por el apartamento.

''Mejor dicho ¿Qué hago cuando me pregunte sobre mí?''

Muchos pensamientos rondaban en su cabeza. Aprovechó para ir conociendo mejor la casa. Abrió un par de armarios los cuales estaban llenos de bebidas alcohólicas.

''Cualquier día le da acidosis''

Continuaba caminando dando vueltas por la habitación. Entró a un cuarto con una cama muy grande.

- Joder, no vive bien el viejo ni nada.— Pensó en voz alta.

- ¿Tú crees?— Respondió éste, apareciéndo de repente y causando un susto al menor.—

- ¡Ostia! ¿Cuándo coño has llegado?

- Ahora mismo, nenaza ¿Te diviertes en mi habitación?

- Sí ¿Probamos la cama, guapo? —rió el de ojos azules.—

El mayor se sonrojó muy levemente.

- Capullo, sal de mi cuarto.

- No seas amargado, abuelo.

Gustabo se lanzó a la cama.

- Como me deshagas la cama duermes en el suelo, primer aviso.

Conway se sentó a los pies de la cama. Gustabo estaba tumbado.

- Que cabrón eres, viejo. Ojalá ser tú y tener esta casa.

Jack sonrió con tristeza ante ese comentario.

-

No te gustaría, hazme caso... — su tono de voz estaba algo apagado.—

- Papu ¿Estás bien? — El rubio se sentó  en la cama y se puso a su lado.—

- ¿De qué sirve tener una casa grande si la tienes solo para ti? Si no tienes a nadie a quien puedas invitar para tomar algo. Tú tienes a Horacio ¿y yo? ¿A quien tengo?

El chico de ojos azules se quedó mirando al de la corbata.
Quería decirle que tenía la compañía de Volkov, de Horacio, de Greco, de Leónidas, Ivanov, incluso de él mismo. Pero sentía una presión en el pecho que le impedía hablar. Simplemente, no le salían las palabras.

- Gustabo. Toda mi vida he perdido a todos los que quería. Desde mis padres hasta... Mis hijos... Me da miedo querer a alguien, joder. Me da miedo enamorarme. Ya no quedan lágrimas en mis ojos, están vacíos...

El rubio estaba en shock. Le daba miedo decir cualquier cosa, y desde luego, no era el momento para ninguna de sus bromas.

- ¿Sabes hace cuanto que no doy un beso? ¿Sabes cuanto llevo sin dar un abrazo? Y no voy a negar que en algunos putos momentos me hace fata un jodido abrazo. No te haces una puta idea.

¡Eres un capullo! Pero te quiero... - IntenaboWhere stories live. Discover now