6.- El Pasado de Gustabo.

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- ¡Venga Gustabín!

El mayor entró al cuarto en donde estaba durmiendo el de ojos azules y empezó a aplaudir.

- mmm... Déjame dormir Horacio...

- Deja de hacer el gilipollas ¿Qué Horacio ni qué cojones?

El pelinegro abrió las cortinas.

- ¡aaaAaaAAaay nOooOoo!

El más pequeño hundió su cara en la almohada.

- ¡Pero despiértame con amor y cariño coño! -se quejó. -

- Con amor y cariño mis huevos.

- Jodeeeer... - el rubio se seguía quejando.-

Jack sonrió levemente.
Le recordaba a cuando su mujer fallecida se levantaba y exigía cariños.

- Eres gilipollas, niño. Lo sabes ¿verdad? - El más mayor decía esto mientras se tumbaba al lado de Gustabo y se tapaba con la manta. Pero éste estaba tan dormido que no se dió cuenta hasta que sintió como unos brazos le rodeaban.-

- Superintendente. -susurraba Gustabo. - ¿Me estás abrazando?

- Lo necesito... Pero como le cuentes a alguien que estamos así, te juro que te abro la cabeza a porrazos.

Gustabo se giró, de manera que se cruzó con la mirada de su superior.

- Superintendente... ¿Le puedo contar algo?

- Dime.

¿En qué momento?
¿En qué momento se encontraban los dos mirándose a los labios?

- Mi madre me chillaba siempre que podía y, mi padre... Bueno...

- No, no. - Conway puso su dedo en los labios de Gustabo.- De verdad si no estás preparado no hace falta. Perdón por haberte dicho ayer que me tenias que contar todo.

El menor simplemente le quitó suavemente la mano.

- Quiero hacerlo...

Jack afirmó con la cabeza en señal de que le iba a escuchar.

- Mi padre me obligaba a que yo le... - la voz de este empezaba a romperse.- le...

- Gustabo por favor... No... No lo hagas, no me lo digas...

- Él quería que yo le hiciera... Cosas... Él jamás me había tocado y... No lo sé. Sólo quería que le tocaran. Me obligaba a que le tocara.

- Gustabo...

- Yo era un crío joder. Era un puto niño. Sólo tenía 4 años. Pero aún lo recuerdo... Joder si lo recuerdo...- una lágrima bajaba por uno de los ojos del más pequeño. La cual a mitad de camino fue quitada por un dedo del de ojos castaños.- Pero, a mis 9 años, cuando yo aún pensaba que lo que hacíamos era algo "normal" pero que mi padre me había enseñado a no contar porque era de mala educación, me dijo que era momento de que él a mí también me tocara. Llevábamos muchísimos años en los que yo le hacía de todo, y ahora iba a ser yo el que "probara".

¡Eres un capullo! Pero te quiero... - IntenaboWhere stories live. Discover now