uɐʍʞɓunǝs ooq

412 42 11
                                    

Para la mala suerte de Chan su custodia quedó a manos de la madre que tanto odiaba, ya era mayor de edad pero aún así nadie lo reconoció y ahora estaba de vuelta a ese lugar que nunca imaginó volver a pisar.

Tocó la puerta, esperando a que fuera atendida y cuando la misma se abrió, allí estaba esa odiosa mujer cruzada de brazos y con una gran cara de disgusto.

ー¿Qué rayos haces aquí?ー preguntó, como si no fuera evidente que debía hacerse cargo de su hijo, cosa que nunca hizo.

ーSalí del hospital ¿Acaso no te da gusto, madre?ー decir la última palabra le causó un retortijón al joven Chan. La mujer arqueó una ceja con una sonrisa burlona, siempre había sido así realmente no le sorprendía su cinismo.

ーTe juro que nunca había sentido tanta paz, te fuiste y todo fue mejor.ー Le restregó en la cara y cuando el más joven pensaba hablar la mujer le cerró la puerta en la cara, violentamente y tajante.

Estaba solo, siempre lo estuvo y ahora debía lidiar con ello más que nunca.

[...]

Una de las condiciones de el hospital para reintegrarse a la sociedad fue estudiar algo y socializar más.
Nunca fue bueno en eso y apenas logró entrar por el patio trasero de su casa y quedarse en el garage a vivir.
¿Cómo lograría entrar a una buena universidad?
Recuerda siempre haber deseado estudiar psicología mientras estuvo en el hospital, así entendería mejor todo.
Así que buscó alguna Universidad gratuita a escondidas de su madre y dió con una finalmente.

Era grande, con mucho esfuerzo pudo juntar para comprar algunos libros que la escuela le pedía.
La escuela lo mantenía ocupado de todas esas fantasías que siempre rondaban por su mente.

Ese día se quedó sumergido en sus pensamientos, conteniendo la ira y fingiendo que todo iba bien.
Nunca había socializado y ahora menos, veía como las personas pasaban y pasaban en grupos pero él era un solitario.

ーHola ¿Puedo sentarme?ー Escuchó una voz a su lado sacándolo de sus fantasías.
Frente a él un chico rubio de mejillas regordetas y sonrisa brillante esperaba una respuesta. ¿Cómo reaccionaba en esta situación? ¿Había hablado con alguien alguna vez siquiera?
Pudo ver lo impaciente que estaba así que asintió para librarse de esa situación.ーAcabas de entrar ¿Verdad?

Muchas preguntas, demasiadas.
Volvió a asentir sin interesarse en sacar plática, temblaba sólo de imaginar que podría arruinar todo.

ーYa veo, creo que no hablas mucho.ー Siguió insistiendo en sacar plática, de cierta forma no podía sentirse incómodo.ー Me llamo Seungkwan, un gusto.

Extendió su mano con una sonrisa grande, Chan la miró inquietante y sin estar seguro estrechó su mano.

ーL-Lee Chan.ー dijo en un hilo de voz, el otro chico le regaló una sonrisa sincera.

ーBien, supongo que nos estaremos viendo seguido.ー replicó confiado para luego levantarse e irse.

Boo Seungkwan llegó de pronto a la vida de Chan, y desde su primer encuentro allí estuvo ese día y al día siguiente, a diario lo veía.
¿Estaba haciendo un amigo acaso? Comenzaba a alivianarse y a dejar la vergüenza de un lado, después de todo parecía esa ser su oportunidad de conseguir a alguien que se preocupara por él.

Ese día el rubio se quejaba de las tareas que el profesor de estadística dejaba, Chan escuchaba en silencio ahogado en sus fantasías.

- 保- 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨 [SVT] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora