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Jihoon no era un chico modesto ni mucho menos, sólo existía y ya.
Tranquilo siempre y enfocado en sus prioridades tratando de no meterse en cosas innecesarias, como las relaciones amorosas que consideraba que servían para nada más que para perder el tiempo.
Esa era su filosofía de vida, nunca quería enamorarse y si llegaba a hacerlo esperaba que sólo fuera algo pasajero, parecer alguien sin emociones le ayudaba a no atraer personas y por ende seguía ese patrón que se le había inventado.
Siguió así por muchos años más hasta que él apareció y su mundo se detuvo; Kwon Soonyoung.

Soonyoung era totalmente el opuesto a él, era expresivo con sentido del humor y sociable, apuesto ni se diga pues era de las personas más guapas que alguna vez vió.
Cómo un hechizo no pudo deshacerse de ese sentimiento por más que lo intentara y al poco tiempo se intensificó más dándose cuenta que había roto su filosofía, se sentía como decepcionado de sí mismo.
Al poco tiempo comenzaron a salir, llevándose con él todo su amor y admiración, no era simple encontrar gente tan buena como lo era Kwon Soonyoung.

Y así como todo empezaba a parecer bueno, también todo se tornaba más oscuro cuando la repentina desaparición de uno de los amigos de su novio sucedió, no dejaba de llorar por tener que ver lo frustrado que estaba y aunque siempre trataba de consolarlo había algo que lo detenía; su falta de sensibilidad.
Y todo empeoró cuando confirmaron la muerte y casi que masacre contra Seungkwan junto con la desaparición de otro de sus amigos.

Todo parecía tan repentino, como si alguna persona peligrosa anduviera por allí acechando su círculo social. Pensar en que algo podría sucederle a la persona que más quería en el mundo le causaba un escalofrío de piez a cabeza, no le dejaba la conciencia tranquilo que saliera solo.
Pero de pronto, al ver a ese pequeño azabache de ojos marrones sintió esa misma sensación de miedo. A pesar de que odiaba hacer prejuicios con las personas sintió que él no era alguien normal, podía sentir su energía mala a más no poder como si dentro de él habitaran las mismas tinieblas.
No quería a su Soonyoung cerca de él.

ーEse amigo tuyo Chan... ¿No has pensado en que tiene algo que ver con todo lo que está pasando?ー Interrogó de pronto en una de las salidas que tuvo con su novio, jugueteaba con sus manos nervioso por pensar en que después de lo que acababa de decir lo odiaría.

ーCreí que era el único que pensaba en eso... No me da muy buena espina ese chicoー Jihoon lo miró con sorpresa aún sin creer que realmente estaba simpatizando con él.

ー¿Crees que sea malo realmente?ー De nuevo el jugueteo, sólo que ahora unido a un pequeño escalofrío.

ーNo lo sé, me da un poco de miedo.

No quería que Soonyoung sintiera miedo, no quería verlo sufrir ni llorar y mucho menos lejos de sí.
Lo protegería con su alma hasta que todo se volviera seguro.

[...]

Pero no lo logró, comenzaron a brotar sus lágrimas al ver la escena del crimen y al mismísimo criminal delatandose a sí mismo, comiendo un poco de las entrañas de su novio y un gran charco de sangre abrazando a ambos.

No podía respirar, sentía el ahogamiento venir hacia el. Se resignaba a ver esas terrible imagen de el amor de su vida demacrado e irreconocible, sus manos empezaron a temblar y con gran pánico lo único que pudo hacer fue correr, no quería morir en ese instante a manos de el psicópata que tenía en frente.
Sus piernas se movieron y se apresuró aunque para su mala suerte Chan también había comenzado a correr a la misma velocidad, de todos modos no tenía mucho para escapar y no lo dejaría hacerlo.
No terminaría allí, ese no era el final que Chan deseaba para él y ese pequeño chico podría terminar con su vida si llegaba a decir algo, justo como con su abuelo debía eliminar cualquier evidencia sin importar qué o quién fuera; le aterraba tanto estar en una cárcel y no poder saciarse, no poder proteger a la gente de sus demonios internos o de la gente que simplemente les dañaba.
Corría con todas sus fuerzas intentándolo alcanzar, la noche ni siquiera lo dejaba ver con claridad cada vez la vista de ambos se cegaba.

Jihoon se sentía como en una película de horror, literalmente corría por su vida y no quería detenerse siquiera para tomar aire, no moriría ese día, haría que ese demonio pagara por lo que le había hecho a Soonyoung y probablemente también a sus amigos, no permitiría que se saliera con la suya.

Aunque todo se acabó cuando sus energías se fueron esfumado y Chan logró alcanzarlo tomándolo de la camiseta para tumbarlo al piso noqueandolo.
Lo arrastró con las pocas fuerzas que le quedaban de vuelta a su choza y allí despertó, abriendo los ojos de a poco.
Frente a él una mirada cínica, como salida de un cuento de horror, supuso que ese sería su fin definitivamente.
Esperaba en su otra vida volver a encontrarse con Soonyoung y esa vez no fallarle, lo protegería hasta con su último poro.

Sintió un objeto punzante en su pecho tratándose de un cuchillo, afilado y de plata con el que la vida de Lee Jihoon llegó a su fin, terminado con el mismo destino que su amado. Chan simplemente estaba exaltado, con las emociones a Flor de piel sin sentir que podría contenerse, quería más, necesitaba más.

Aquella fue la sensación más preciosa que alguna vez Chan pudo sentir, no quería que se acabara nunca, disfrutó jugar con los cadáveres, sacarle los ojos como ya era costumbre y finalmente sentir que alguien temía de él, sentirse más grande frente a esa gente vulnerable.

Aunque su fantasía terminó al darse cuenta del gran desastre que ahora irradiaba su choza, se puso manos a la obra sabiendo que eso sería difícil de acomodar, de pronto volvía a sentirse asustado pues había quedado cegado por el placer que no se dió cuenta de que acababa de matar a dos personas y ahora estaban casi irreconocibles tras todo lo que había hecho.
Respiraba con dificultad pero logró sacar dos bolsas grandes de basura, un mechero y gasolina.

Ese día escaparía de allí, sin importarle a dónde pero se marcharía pues no tenía a nadie, desaparecería de la faz de la tierra hasta que nadie recuerde su existencia.
Limpió el rastro de sangre lo mejor que pudo y con tan solo 100 dólares salió de la choza junto con dos bolsas grandes que de verdad pesaban mucho. Miró la gran casa frente a él, tan solitaria pues su madre siempre llegaba borracha a altas horas de la noche y seguro tardaría.

Pensó entonces en que no se preocuparía más por ella y entró a casa por una ventana rompiendo el cristal, sabía exactamente dónde guardaba todos sus ahorros, lo había descubierto cuando era más pequeño sabiendo que algún día le ayudaría para escapar de casa.
Tomó todo hasta el último centavo y también las llaves del auto de su madre.

Saliendo prendió el auto depositando las bolsas en la cajuela, iría lejos, muy lejos dónde nadie pudiera encontrarlo no quería estar encerrado de nuevo.
El auto avanzó y avanzó hasta que nadie encontró ningún rastro de Kwon Soonyoung, Lee Jihoon y ni siquiera de Lee Chan.








Asesino en serie basado: Ted Bundy, pues emigraba de pueblo en pueblo para que no le vincularan sus crímenes

- 保- 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨 [SVT] Where stories live. Discover now