➶ ᎒ 𝗙𝘂𝗴𝗶𝘁𝗶𝘃𝗲𝘀

8.5K 1K 234
                                    

CAPÍTULO CINCO┊❝𝗙𝗨𝗚𝗜𝗧𝗜𝗩𝗢𝗦❞  

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

CAPÍTULO CINCO┊❝𝗙𝗨𝗚𝗜𝗧𝗜𝗩𝗢𝗦❞  

—¿Aquí es donde vives? —preguntó Tewkesbury en cuanto llegaron a la habitación de Holmes.

—¿Acaso tu rentaste en el Ritz? —contestó Enola en cuanto notó el tono burlón que el muchacho utilizó para referirse a su habitación.

Lía prefirió asomar la cabeza por la ventana para observar el pueblo desde ahí.

La llamarán dramática pero pensar en ser atrapada la ponía nerviosa cada día.

—Lía —pronunció Tewkesbury para llamar la atención de la joven, los nervios la atacaron cuando lo escuchó pronunciar su nombre y terminó chocando su cabeza contra la ventana.

—¡Auch! —Lía retrocedió unos cuantos pasos lejos de la ventana, Tewkesbury estaba justo detrás de ella por lo que la espalda de Antuanet quedó unida con el pecho del chico.

Esto hizo que ella se alejara para no actuar de manera irrespetuosa (Según ella y lo que su familia le había enseñado) pero terminó tropezando con sus propios pies y cayó al suelo.

—Lo siento —se disculpó con la mirada baja y con mejillas rojas de la vergüenza.

—Esta bien, siempre me pasa —la animó Enola ofreciéndole su mano para ayudarla a levantarse.

El Márquez tomó la rosa que el mismo le había obsequiado a Lía. Ella la habia dejado en la orilla de la ventana antes de caerse.

—Si te hace sentir mejor, tu rosa no salió lastimada —dijo el azabache tomando las manos de Lía para luego levantarla de un jalón.

—Ah bueno, eso no es de mucha ayuda —dijo Enola —prepararé té.

Sin esperar respuesta Holmes salió de la habitacion en dirección a la cocina.

—Dicen por ahí que Lía Delacour es una fugitiva que no tiene experiencia del exterior —susurró el joven para cortar el silencio que se había formado en el cuarto.

—¿Cómo sabes eso?

—Lo leí en un periódico, parece que tu familia te busca —Tewkesbury se sentó en la cama de Enola y empezó a revisar algunos de los periódicos que estaban ahí.

—Bueno, no tengo experiencia con el exterior, eso es cierto pero puedo aprender —masculló tratando de no perder la mirada en el cabello rebelde del Márquez, eso era algo que le llamaba la atención.

Su cabello era hermoso.

—Yo puedo enseñarte —dijo apartando la mirada del periódico.

—Tengo que agradecerte, por la rosa —dijo cambiando de tema —. Sé que es solo una flor pero es bellísima.

—No tienes que agradecerme —el chico se quedó callado en cuanto Lía se acercó a él y desató su cabello que estaba sujetado con un lazo dorado —. ¿Qué estás haciendo?

—Es mi regalo para ti —con algo de vergüenza la joven tomó la mano de Tewkesbury y amarró el lazo a su muñeca. Como si fuera un brazalete —no es mucho pero mi abuela decía que daba buena suerte, mi madre no creía en estas cosas, esa es otra de las razones por las que ella y yo no nos llevábamos muy bien.

—Parece que los demás no nos quieren ¿verdad? —habló Tewksbury con algo de tristeza, observando el lazo dorado que ahora colgaba de su muñeca —. Pero, nos tenemos el uno al otro, cuidaré tu regalo con mi vida —pronunció con una risa floja acariciando suavemente la mano de Lía.

—Los tres somos un equi- —el grito de un hombre hizo que Lía de callara de golpe y ambos adolescentes se levantaron a ver que pasaba, Lía escucho voces familiares y una Enola muy agitada apareció en la escena entrando a la habitación y cerrando rápidamente la puerta.

—¡El mueble! ¡Jala el mueble! —le ordenó Enola a Tewkesbury mientras ella y Lía retenían la puerta.

—¿En dónde están? Abra, señorita Posy —gritó el hombre del otro lado de la puerta —. O debería decir Holmes.

—¡Queremos reportar un intento de homicidio! —exclamó Lía.

—Debería estar de nuestro lado —añadió la castaña.

—¡Lía sé que estas ahí adentro! Abre la puerta debemos hablar —el llamado de su padre dejó sin aliento a la joven, no había salida, la llevarían a su casa y no volvería a ver la luz del sol ni a sus amigos.

—¿Ven esa ventana? —dijo Enola señalando con la cabeza —. Los llevará al tejado, necesito que salgan y desaparezcan.

—¿Y irnos sin ti? —preguntó Tewkesbury como si Enola estuviera diciendo una locura.

—Necesito retener la puerta —dijo ella.

—¡Pero también tienes que escapar! —exclamó Lía conteniendo las ganas de quedarse con ella.

—Si atrapan a Tewkesbury su vida estará en peligro, Lía tienes que prometerme que harás todo lo posible para mantenerlo a salvo —pidió Enola al borde de las lágrimas —. Vayanse.

—No podemos irnos sin ti Enola Holmes.

—¡Háganlo! ¡Largo de aquí! —el azabache miró a Lía, y como si estuvieran conectados ambos se dirigieron hacia la ventana, Antuanet no podía perdonarse, estaba abandonando a su amiga y eso era algo que no tenía perdón alguno. Por lo que se prometió a sí misma ir a buscar a Enola en cuanto sea posible.

Just Saying ↯ Enola Holmes Where stories live. Discover now