EL ALIVIO SE APODERÓ del cuerpo de Lía cuando estuvo sobre el caballo que Josephine le había conseguido, el reloj marcaba las 6:00 am. Y ambas se encontraban en la salida de su supuesto hogar.
—Gracias, por todo abuela —dijo mirándola como si fuera toda una heroína.
—No olvides escribirme, Tewkesbury te esperará cerca del sendero. Ponte la capucha de tu capa, así parecerás una aventurera como en las historias de los libros —Josephine dió un leve apretón en las manos de su nieta, le besó sus nudillos y una lágrima se resbaló por su mejilla —. Bueno, ya es hora. Vete antes de que alguien te vea salir.
—Te prometo que iré a Francia, voy a ir solo para verte y tomar el té como antes —aseguró Lía.
—Ahí te esperaré cariño.
—Je t'aime papillon—susurraron ambas y la chica comenzó su camino, sería un viaje largo pero valdría la pena.
( . . . )
Lía decidió detenerse a descansar luego de unas horas, casi llegaba a el sendero en donde Tewkesbury la tenía que esperar, pero el hambre y la sed no le permitían continuar.
Tomó su mochila y sacó algo de fruta que había empacado, las pocas persona que pasaban por ahí la miraban raro, era comprensible ya que Lía estaba sentada en el piso lleno de tierra, comiendo mientras le hablaba a su caballo.
Se acercó a un señor que vendía periódicos y pudo notar que en primera plana estaba Enola, vestida con los absurdos uniformes de la señorita Harrison.
—La rebelde hermana del famoso detective Sherlock Holmes —leyó en el título del artículo —. ¡Esto es basura!
Lía rompió el periódico en miles de pedazos mientras el señor que los vendía la veía como si estuviera completamente loca.
—¡Tendrá que pagar por eso señorita!
Antuanet lo miró apenada y le extendió unas monedas al vendedor —. Lo siento.
Volvió a montar su caballo y empezó nuevamente su camino hacia el sendero. En el transcurso Lía estaba pensando en su plan, el que le había explicado a Tewkesbury antes de que los encontraran.
Finalmente llegó al punto de encuentro, ahí estaba él. Junto a una gran canasta de mimbre.
—¡Tewkesbury! —Lía corrió hacia el para abrazarlo con fuerza, el chico parecía sorprendido pero le correspondió rápidamente, Antuanet pudo notar que Tewkesbury estaba muy bien vestido, su cabello estaba hermoso como siempre y hasta se podía percibir un olor muy agradable como si usara colonia.
