El inicio de las pesadillas

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Seth caminaba esa tarde por los pasillos de la escuela, se veía completamente vacía hasta el grado que lo único que podía escuchar eran sus pisadas.

Obviamente esto le pareció de lo más extraño, así que decidió ir en busca del Gran Sacerdote a su oficina, tal vez él podría explicarle lo que estaba sucediendo. Visto y considerando que la escuela parecía abandonada, tampoco fue una gran sorpresa no ver a nadie en el escritorio de Rupert Greco.

- ¿Gran Sacerdote? - se acomodó las gafas mientras lo llamaba - eh... ¿papá Rupert?

Tampoco obtuvo respuesta, así que tragó saliva y no le quedó de otra más que recorrer el resto de cuartos esperando aunque sea que una persona estuviera ahí para explicarle qué sucedía, pero nada.

Guardó silencio y fue ahí donde lo escuchó, era un sonido muy leve pero perceptible, le tranquilizó el hecho de saber que no estaba solo a pesar de que no tenía idea de quién estaba ahí.

- ¿hola? ¿Hay alguien? - empezó a guiarse por el sonido y sin darse cuenta terminó parado frente a la puerta de su propio cuarto - Jackie... ¿eres tú?

Al no obtener respuesta abrió la puerta y lo que vio le perturbó más que cualquier otra cosa, sin dudas era su peor pesadilla.

Cormier se encontraba abusando sexualmente de Jackie de una manera muy gráfica, ella trataba de pedir auxilio pero como tenía la boca pegada con cinta no podía hablar. Miró a Seth a los ojos suplicando por ayuda, por lo que este ni lo dudó.

- ¡para en este instante! - le ordenó a Cormier, quien ni siquiera parecía estarlo escuchando - ¡¿qué no oíste?!

- lo siento, pero creo que eso no se puede - incluso aumentaba más la brusquedad de sus movimientos.

- ¿p-por qué haces esto? - Seth fue a tratar de separarlo de ella, pero Cormier tenía una fuerza increíble que el otro no recordaba.

- es mi venganza por lo que TÚ me has hecho - lo apartó de un empujón fuerte.

- ¿dónde están todos los demás? - volvió a levantarse para tratar de ayudar a Jackie.

- están donde se merecen... en un lugar frío y oscuro donde antes estuve... y nadie hizo nada para ayudarme, así que cuando acabe con tu amada - chasqueó los dedos y se abrió una especie de portal, dentro de él no se veía nada pero sí se escuchaban muchas voces confundidas, pero lo que más aterró a Seth fue escuchar los llantos de su pequeña bebé ahí adentro - ella irá ahí también.

- ¿q-qué? P-pero eso no se puede, debes sacarlos, te lo ordeno.

- ¿quién eres tú para ordenarme qué hacer? Además, te recuerdo que tú fuiste quien me encerró primero - lo miró a los ojos con odio. Luego tomó a Jackie del cabello con brusquedad y la lanzó al portal el cual se cerró cuando ella entró.

- ¡no! - Seth gritó en lágrimas al ver eso - al menos deja que entre yo también, quiero estar con ella...

- ¿sabes algo niño? - sonrió divertido - durante mi estadía en la nada me di cuenta de una cosa curiosa... solo hay una cosa peor que estar encerrado ahí, y es que todos a quienes amas lo estén y tú de ninguna forma puedas sacarlos - sonrió.

Fue ahí donde a Seth le invadió un escalofrío tan fuerte que lo hizo despertar exaltado. Miró a su alrededor y Jackie estaba durmiendo junto a Abby en la misma cama, ambas tranquilas.

- J-jackie... - la movió para despertarla y comprobar que lo que estaba viendo era real.

- mmm... - recibió como respuesta - ¿Sethy?

En busca de un "Gran" SacerdoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora