La escuela de niñas

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Esa tarde, cuando la escuela terminó, Seth y Coppen caminaron juntos para matar el tiempo antes de regresar a sus casas.

- Seth - preguntó su amigo - ¿piensas hacer algo antes de irte a pescar?

- en verdad no - se alzó de hombros.

- ¿quieres salir a jugar? - preguntó emocionado.

- ¿y qué piensas jugar?

- algo divertido! - dio saltitos en su lugar - ¿quieres?

- seguro - le sonrió.

- muy bien, pero debes acompañarme a comprar algo antes - dijo con picardía.

Seth asintió y ambos caminaron a donde Coppen lo guiara.

- Coppen, las tiendas no están por ahí...

- lo sé, primero tengo que ir a traer algo de dinero.

- pero tu casa tampoco es por aquí...

- si, ya lo sé - siguió caminando - el gran sacerdote siempre sabe lo que hace.

- como digas - se alzó de hombros.

Coppen lo llevó hacia un sitio apartado donde habían muchos árboles y algunos animales como conejos, ardillas y pájaros. El niño miró atentamente cada árbol tratando de identificar algo en ellos.

- es aquí - Coppen dejó sus cosas en el piso y comenzó a excavar un agujero en la tierra - Seth, ayúdame!

- si - ambos comenzaron a cavar, sus manos estaban muy sucias por la tierra.

- listo! - Coppen sacó una bolsa negra del agujero y dentro de ella se encontraba otro rollo de billetes, tomó unos cuantos y volvió a esconder el resto del dinero en su lugar.

- ¿por qué no te lo llevas todo de una vez?

- eso le quitaría la emoción - negó con la cabeza y comenzó a caminar con dirección a una tienda cercana para comprar cartones de huevos.

- Coppen ¿me explicarías para qué compraste eso? son demasiados huevos.

- no son para nosotros, los niños ya tenemos dos - le guiñó el ojo y comenzó a reír. Seth lo imitó.

- pero las niñas también tienen - Seth señaló el lugar donde estarían las bubis.

- esos no son huevos, son naranjas! - siguió riendo - aunque los de mi maestra parecen melones!

- ya! - Seth rió más fuerte - basta! esas bromas no dan risa!

- ¿entonces por qué te estás riendo?

- no sé! - ambos reían muy alegres.

- iremos a regalarle huevos a las niñas - dijo Coppen. Se escuchaba muy mal pero en realidad Coppen no tenía esa intención - ven! - fue con Seth a una escuela únicamente de niñas. Al llegar este subió a un muro cuidando de no quebrar ninguno de los huevos, luego le hizo una señal a Seth para que lo acompañara y así lo hizo.

- ¿qué es este lugar?

- es la escuela de niñas - desde arriba del muro se podía ver perfectamente el patio de la escuela y algunos salones donde habían niñas recibiendo clases - me gusta venir a veces, ya que ellas estudian en la tarde.

Se quedaron esperando hasta que fue la hora de que las niñas salieran a recreo.

- ahora comienza lo bueno - Coppen tomó uno de los huevos y lo lanzó con puntería precisa hacia la espalda de una de las niñas haciendo que el cascarón se rompiera llenándola completamente. Ella volteó muy enojada para ver quién era. Coppen y Seth se escondieron rápidamente. Este siguió lanzando huevos.

En busca de un "Gran" SacerdoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora