Lincoln cocina para todos

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Lincoln cocina para todos

–¿Qué es esto? ¿Pasta? –inquirió el señor Lynn tras haber encontrado carne cruda en sus pantuflas y macarrones en los bolsillos de su levantadora–. Alguien por favor explique porque llevo puesto mi goulash.

–Fuimos nosotros –confesó Lincoln–. Saboteamos la cena para que ordenaras pizza.

El señor y la señora Loud soltaron una exclamación.

–Lo lamentamos mucho –se disculpó su hijo–, pero comer las mismas cenas una y otra vez nos estaba volviendo locos.

–No tienen idea de lo difícil que es cocinar siete comidas nutritivas a la semana para trece personas con un presupuesto –lo reprendió Rita, a el y a sus diez hermanas–. Yo creo que su padre hace un muy buen trabajo.

–Oh, gracias por decirlo –agradeció su esposo.

–Lo entenderán algún día cuando tengan que cocinar para su propia familia –siguió reprendiendo la mujer a los once niños Loud.

–Cocinar para nuestra propia familia –repitió Lincoln a quien se le acababa de ocurrir una idea–. Eso es, déjennos hacer la cena mañana, tenemos muchas ideas. Papá descansará, haremos algo delicioso y les mostraremos que no es tan difícil cambiar el menú.

–Bien por mi –accedió Lynn Sénior.

***

Dicho y hecho, al otro día los hermanos Loud se dispusieron a preparar la cena; pero como no se ponían de acuerdo respecto a que iban a cocinar resolvieron sacar pajillas para encomendárselo al que le tocara la más corta.

Al final Lincoln fue el ganador por lo que felizmente se colocó el delantal y el gorro de chef de su padre, despachó a sus hermanas de la cocina indicándoles que las volvería a llamar cuando la comida estuviese lista y se puso manos a la obra.

***

–Muy bien, chicos –llamó a todos a la mesa al cabo de unas seis horas–, les van a encantar las gallinas que preparé para la cena. No quiero elogiarme, pero trabajé toda la tarde para que estuvieran bien.

Habiendo dicho esto, Lincoln se puso los guantes de cocina y abrió el horno.

–¡Santo Dios! –exclamó de repente, horrorizado a más no poder al darse cuenta de que lo había arruinado y a lo grande.

Pues lo que yacía sobre la bandeja metálica eran los cadáveres desnudos de Lisa, Lucy y las gemelas los cuales estaban dorados, crujientes, condimentados con sal, orégano, pimienta, y acompañados con papas al ajillo.

En cuanto vio esto corrió a toda prisa al comedor, sólo para encontrarse que los que estaban sentados a la mesa no eran su familia sino una docena de pollos crudos. Incluso había uno puesto sobre la sillita de bebé de Lily.

Con esto confirmó lo mucho que se había equivocado.

–Oh, cielos... –balbuceó–. Entonces quiere decir...

De nuevo corrió a la cocina y abrió ambas puertas de la nevera, para ahí encontrarse a sus dos padres, a Lori, Leni, Luna y Luan troceados en presas que se hallaban repartidas en los diferentes estantes del refrigerador.

Luego abrió el congelador y halló a la pequeña Lily apresada en un enorme bloque de hielo.

–Y también quiere decir...

Por ultimo se giró a mirar el microondas que estaba encendido, a tiempo para observar como la cabeza decapitada de Lynn Jr. explotaba ahí adentro a causa del calor.

Completamente aturdido por el shock, Lincoln se tambaleó en retroceso a apoyarse en el borde de un mesón de la cocina ya que sentía que se iba desmayar.

Pero luego simplemente se encogió de hombros, agarró una botella de vino tinto que tenía a mano, se sirvió una copa y le dio un buen trago diciéndose las siguientes palabras a modo de consuelo:

–¿Sabes qué, Lincoln?, te esforzaste. Por eso te mereces el vino.

FIN

Divertidos y Bochornosos Cortos de TLHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora