Capítulo 17

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—¡Es tarde! —Mila grita desde mi puerta, la mañana de navidad.

¡Navidad!

Maldita navidad.

Jalo el edredón que apenas cubre mis hombros y me tapo la cabeza con él. La falta de sueño, la luz que entra por la ventana y Mila golpeando la puerta sin parar me están causando jaqueca. Lo único que necesito es dormir un poco más. El parque no va a desaparecer si tardamos un poco

—¡Cinco minutos! —grito.

Con un movimiento cargado de fuerza comienza a tirar de mis sabanas. Aferro mis brazos y piernas al edredón y me envuelvo hecha ovillo.

—¡No vamos a alcanzar lugar, Olivia!

Abro los ojos ligeramente y le lanzo una mirada asesina.

—¿Qué hora es? —murmuro, paso mis manos debajo de la almohada.

—¡Las 6:45 de la mañana!

¿Qué?

Apenas han pasado un par de horas.

Aun no llegamos y ya estoy odiando la maldita acampada. Oigo sus bufidos mientras desiste de su intento para levantarme.

—¡Suficiente!

Gruñe, sus brazos tiran de mi almohada haciendo que mi cabeza se estampe directamente contra el colchón, empeorando el dolor de cabeza.

—Nora ha llamado mil veces —informa mientras envuelve sus manos en mis brazos—. ¡Nos vamos a quedar sin lugar!

Aprieto los parpados con fuerza, reúno toda la fuerza de voluntad que tengo en el cuerpo y me levanto con los ojos cerrados. No tengo ganas de abrirlos y sentir la luz directo contra los ojos.

—Dave ya esta abajo. Solo te estamos esperando. —escucho el rechinido de mi puerta, pero no abro los ojos por completo—. ¡Date prisa!

La puerta se cierra cuando ella sale. Entreabro los ojos y visualizo mi teléfono conectado al cargador. Mi maleta tirada en el suelo y mis tenis listos junto al closet. Por lo menos prepare todo.

Me desplazo como zombie hasta mis tenis, me calzo y tomo la maleta. Presiono los parpados unos segundos y decido abrir los ojos. Me desplazo a paso rápido hasta el tocador.

Estoy totalmente hinchada y mi cabello es un desastre. Tomo el rímel y pongo un poco, mis manos se desplazan a toda velocidad mientras me embarro bloqueador solar y crema sobre las manos.

—¡Olivia!

El grito de Mila logra que me sobresalte. Guardo lo ultimo que utilice en la bolsa frontal de la maleta y saco los lentes que me regalo mi hermanastra el primer día que llegué. Eso debe de ayudar por lo menos un poco.

Me pongo el abrigo sobre la tira de la maleta y tomo la gorra de Josh del suelo.

—¡Ya es tarde!

Su grito desde la planta baja me hace poner los ojos en blanco y soltar un chillido de frustración.

—¡Ya voy!

Entro al baño tropezándome con mis agujetas sueltas, pongo pasta dental en mi cepillo y guardo el dentífrico en la maleta. Doy una última ojeada sobre mis lentes y corro por mi teléfono, no le quito el cable ni me molesto en encenderlo. Salgo de la habitación tratando de no olvidar nada.

No olvido nada.

Bajo las escaleras mientras me cepillo los dientes. Mila esta sobre la puerta con los brazos en jarras, me regala una mirada de molestia y le sonrío con la pasta embarrada en los labios. Soy un desastre y se lo debo a mi desvelada de anoche.

IT'S MEWhere stories live. Discover now