XVIII. BORRACHO.

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JARED

Salí del baño rápidamente acompañado de mis seguridades, había quedado impactado en la forma en la cual se había escondido de mí, como si estuviese huyendo de su peor pesadilla, ni siquiera cuando pensaba que iba a asesinarlo.

Me había rechazado con un simple No. ¿Cómo? ¿Como podía hacerlo? Salimos del hotel directamente al estacionamiento.

— "¡Hijo de per***! Voy a encontrarte y aunque muera en el intento voy a herirte!" — Escuché detrás de mí, y cuando me giré Robert se encontraba en el suelo sangrando de la boca.

No contesté nada, y subí al vehículo que me esperaba. Julio subió a mi lado, para que el chófer encendiera su auto y salir a toda velocidad de allí.  Me quité los guantes, pensando en que se había traído a su novio con él. ¿Tan fuerte era su deseo de borrarme?

Saqué mi teléfono para llamar a Ian. Que de inmediato respondió.

— "¿Dónde estas?" — Pregunté.

— "Estoy con unos compañeros, ¿Que pasa?" — Preguntó.

— "Olvídalo."
— "Dime, ¿Que pasa? ¿Dónde estás?"
— "Dije que lo olvides."

— "Espera." — Me dijo y luego escuché como se despedía de la personas con cuales se encontraba para luego ponerse en el teléfono — Esperaré por ti en mi departamento."

— "Bien."

Colgué. No iba a decirle que no, pues luego de haber sido rechazado de esa forma, necesitaba la compañía de mi mejor amigo. Le dije a mi chófer donde llevarme, y llegué en 45 minutos.

Ian ya se encontraba allí.

– "¿Salió mal?" — Preguntó desde verme entrar.

— "¿Porqué no un trago?"

El se perdió en la cocina, para luego regresar con una botella de rom y servirme a la roca con un poco de limón.

— "Dime."

Me tomé todo de un tiro.

— "Me rechazó. Esta huyendo de mí. — Comenté tomando asiento, — Quiero beber, me quedaré a dormir contigo."

Él se quedó en silencio mientras  yo me servía otro trago. Deseaba beber hasta olvidar, y mi compañero estaba allí para cuidar de mí.

— "Creo que deberías de..."

— "Solo una botella." — Le dije tomándolo del brazo.

IAN

No sé porque diablos ese idiota siempre me convencía. Lo ví tragar un trago tras otro, no era la primera vez que lo veía de esa forma. Esto había sucedido cuando Jacob nos había confesado de que se había enamorado de Verónica.

Y yo fui quién estuvo allí para limpiar sus lágrimas, presentía que está noche sería igual.

— "¿Al menos pudiste hablarle?" — Le pregunté luego de rato.

— "Se escondió en un cubículo del baño. Ni siquiera me permitió verlo a la cara, tocarlo, nada..."

— "Tal vez deberías de darle tiempo..."

— "¿Tiempo? Está con otro, Ian. Va a olvidarme si le doy tiempo."

— "¿Porqué estas tan seguro?"

ME ENAMORÉ DE UN DESGRACIADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora