XXX. LA PURA REALIDAD

837 78 7
                                    


ETTHAN

No quería si quiera formar algún escándalo, simplemente me dirigí a tomar mis cosas de la habitación mientras él se quedaba de brazos cruzados mirándome.

— "¿A dónde irás?" — Preguntó.

— "Eso ya no te importa."

— "Si me importa. Eres importante para mí, eres a quien amo." — Dijo.

— "Estupideces." — Dije bajando mi maleta de la cama.

— "Se que no vas a quedarte aunque te lo ruegue.  Al menos deberías de intentar ponerte en mi lugar, de lo qué pasó no fue intencional."

— "Tus palabras no van a solucionar nada. Y si, tal vez no fue intencionado pero yo no puedo soportarlo y ya está." — Comenté sacando mis cosas al pasillo.

— "¿Donde vas a vivir? ¿Como vas a mantenerte?"

— "Tengo dinero para mantenerme hasta conseguir un trabajo." — Respondí viendo como Mario baja mis maletas.

— "Esto no es lo debido. Amor... voy a pedirte que por favor lo pienses, no me dejes ahora."

— "Esto ya lo he pensado bastante, Jared. ¿Crees que es fácil para mí dejar al hombre que amo? ¿Crees que es tan sencillo simplemente tomar todas mis cosas y marcharme?" — Le dije mientras mis lágrimas rodaban por la mejilla.

— "No tienes que hacerlo amor. Puedes quedarte conmigo... y construir esa familia que tanto deseamos juntos." — Continuó y por momentos podía sentir un quiebre en su voz.

— "De esta forma no va a funcionar." — Le dije.

— "Solo debemos de ponerle empeño ¿no? Etthan... te amo, por favor no me dejes." — Dijo con los ojos cristalizados.

— "Tengo que irme." — Comenté antes de ver sus lágrimas caer o sería tarde para marcharme.

— "Estaré aquí por si decides cambiar de opinión..." — Comentó.

Bajé las escaleras mientras escuchaba su nariz sonar detrás de mí. Me subí en el auto junto con Mario el chófer y no deseaba mirar atrás. No iba a mirar atrás.

Me hospedé en un hotel esa noche, y lloré como un niño acompañado de una botella. Los celos y la envidia me carcomían por dentro. Él a mirar los ojos de ese hermoso bebé que nacería se olvidará totalmente de lo que fue conmigo y querrá tener una familia y ella será su mejor opción.

Mis ojos se hincharon de tanto llorar al igual que mis labios y mi nariz. No podía si quiera mirarme al espejo.

Durante varios días vi sus llamadas pérdidas en mi teléfono, alguno que otro mensaje en el buzón, otras veces algunos mensajes lindos que a pesar de hacerme el fuerte me derretían por dentro.

Así que mientras buscaba el apartamento en cual viviría me preguntaba si era lo correcto volver con él. Le extrañaba bastante y ni si quiera había pasado una semana.

Si realmente quería olvidarle no debía de importarme lo que hiciera así que yo solo estaba intentando poner mi corazón duro y no ser tan sentimental.

Encontré un apartamento lejos de todo el área que pudiese recordarme a él. Solía apagar mi teléfono durante horas cuando él insistía con las llamadas, no estaba listo para poderle escuchar.

Luego de dos semanas, solo ignorándolo,sus mensajes comenzaron a disminuir así como sus llamadas, pensaba que ya empezaba a cambiar su mente y realmente a renunciar a mí.  En el fondo era bastante doloroso.

ME ENAMORÉ DE UN DESGRACIADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora