krbk_ TUS DIENTES NO ESTÁN MAL, PERO PREFIERO MIRAR TUS OJOS CUANDO HABLAS

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Di algo

La letra de Bakugou es angulosa, impaciente, inclemente hacia el papel que rasga.

Espera dos segundos en los que apenas osa respirar, y al no obtener respuesta vuelve a aferrar el desgastado lápiz del hospital hasta sentirlo crujir entre sus dedos, y añade una palabra en trazos fieros y precipitados.

Di algo, idiota

Al fin, el apodo (porque ambos saben que es más un apodo que un insulto) logra sacudir un poco a Kirishima. Pero sólo un poco. Joder, Ei. Ya tienen bastante con un sordo, no es buen momento para que ahora él se convierta en un bastardo enmudecido. Pero ahí sigue, en un silencio obstinado.

O involuntario, mejor dicho. Ese jodido idiota está más nervioso que él y desde que han entrado al hospital ha estado temblando y acabando con sus uñas y dando vueltas por la habitación y por el pasillo y por toda la jodida planta, hasta acabar con la paciencia de las enfermeras y sobre todo con la suya, que, por All Might, suerte tiene el pelirrojo de que para él es infinita. Ha hecho bien en no traer a sus escandalosos amigos porque ellos ya estarían en una camilla por la gracia de las Explosiones Asesinas™ que han subido a Bakugou de una patada al primer puesto de los rankings para luego estrellarlo contra el suelo con olor a desinfectante del ala de otorrinolaringología.

Otorrinolaringología, qué jodida palabra. Han estado tantas veces en esa consulta que ya podría deletrearla mil veces sin enrevesar las sílabas. La doctora – esa insufrible mujer de insufrible sonrisa – le ha dicho que en su caso puede llamarlo otología, que es más corto, pero para Bakugou la longitud da igual ya que hace meses que sólo habla por signos y tiene muy claro que el signo de "hospital", de "otología" y de "otorrinola- – joder – es un firme dedo del medio.

El signo para la salida del hospital – una puerta acristalada que se desliza automáticamente y hace de frontera entre el aire fresco donde se llama Ground Zero y la atmósfera enrarecida de los pasillos donde sólo es un paciente – son tres dedos levantados. Cada vez que acaba la revisión sale a zancadas rápidas, se apoya en el muro exterior y repite el gesto de siempre. Kirishima asiente y entiende. Espera junto a él. Tres dedos para "dame tres jodidos segundos". En cuanto sus rodillas dejan de amenazar con desmoronarse bajo su peso y su cerebro vuelve a asumir que su quirk lo ha dejado sin oído, toma una bocanada de aire y aferra la mano de Eijirou para volver, decidido, hasta el coche. Volviendo a fingir ser fuerte.

Sin embargo hoy es diferente. Hoy siguen ahí dentro y el gesto es un repiqueteo nervioso de tres dedos sobre la mesa. "Date prisa antes de que me dé un maldito ataque cardiaco".

Podría hablar. Estrenar al fin una voz que enterró hace tiempo, cuando dejó de oírse a sí mismo. Pero no quiere. Necesita que lo primero que escuche a través de esos audífonos nuevos sea la voz de Kirishima. La voz de Ei. Áspera, grave, sensible cuando están solos. La voz que le dijo "me gustas" cuando eran adolescentes ingenuos, "te quiero" cuando crecieron, la única voz que lo llama Kat y la voz que le suplicó que fuera al médico.

Y aquí están, ¿no? Es lo que querías. Así que di algo, idiota, lo que sea.

No hace falta que sea algo importante. ¿No ves que estoy desesperado por oírte?

Con un último esfuerzo por no carbonizar el lápiz entre sus dedos, subraya lo que ha escrito en el papel con una línea recta y exigente, pero los labios de Kirishima siguen secos y su boca entreabierta como si una mano de hierro atenazara su garganta. Tiene miedo; ese idiota perfecto y adorable tiene miedo. Miedo de que no haya funcionado, miedo de volver a casa esta tarde y seguir viendo cómo la frustración corroe a Bakugou por dentro.

Porque lo corroe, y ambos lo saben. Eijirou, siendo como es, prefiere no insistirle más de lo necesario pero las ojeras que oculta bajo su máscara de héroe no mienten.

Lo que sea | bnha one-shotsOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz