Capítulo X

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Dos días después...

Con el ánimo más repuesto y agradeciendo al cielo no haberse encontrado a Terry después de aquel vergonzoso episodio, Candy salió de su casa en dirección a su trabajo. La mañana transcurría con una tranquilidad sorprendente hasta que fue requerida a sala de emergencia.

—Al parecer hubo un accidente en el teatro y uno de los actores resultó lesionado y se ha empeñado en que sea usted quien se ha cargo de su revisión —le informó una de las enfermeras al otro lado del auricular

<<Terry>> —musitó Candy colgando el teléfono y con evidente preocupación, salió tan rápido le fue posible.

—He dicho que nadie más me revise salvo la doctora Arldey.

—¿Usted? —Candy se detuvo en el umbral de la puerta al reconocer a quien gritaba como una desquiciada.

—Hola Candice —respondió Susana poniéndose de pie.

—Yo me encargo —le dijo Candy a las enfermeras que se habían quedado atónitas ante la escena.

Tan pronto se quedaron solas, Susana arremetió:

—Me mentiste, dijiste que entre Terry y tu no había nada, dijiste además que me sintiera libre de continuar mi relación con él ya que ese asunto no era de tu incumbencia.

Cansada de la insolencia de aquella mujer, Candy irguió su postura y la señaló con su dedo índice, algo que no solía hacer ya que le resultaba de muy mala educación, pero la mujer frente a ella no se merecía el mas mínimo respeto de su parte.

—Escúcheme bien, entre Terry y yo no hay nada, jamás he intervenidos en la relación que existe entre ustedes, así que le exijo deje de hacer este tipo de numeritos en mi lugar de trabajo.

—Lo hiciste hace dos días —respondió Susana de manera desafiante —por tu culpa, Terrence me dejó plantada. Te inventaste una excusa para verte con él en su departamento.

Candy se quedó fría ¿como sabía aquella despreciable mujer que había estado en el departamento de Terry?

—Entre Terrence y yo no hay secretos —dijo Susana de manera astuta adivinando sus pensamientos

—Ya veo —respondió Candy ocultando la sorpresa que le causaron las palabras de aquella despreciable mujer; aquel comportamiento tan poco caballeroso no era propio de Terry. No pudo evitar sentirse humillada por segunda vez en lo que iba de la semana.

—Pierdes tu tiempo, Candice Ardley —Susana se sentó con elegancia y posó la mano izquierda sobre la derecha de manera intensional —por mas que te metas en su departamento, jamás conseguirás romper el lazo que nos une. —alzó la mano izquierda.

Candy se tensó internamente al ver un anillo en su dedo anular, pero no lo demostró. Se mostró tranquila e imperturbable.

—Felicidades veo que se han comprometido.

—Así es —respondió Susana jugueteando con el anillo —Terrence es mío ahora, tuviste tu oportunidad con él y la desperdiciaste, espero que con esto te quede claro que ni tu ni nadie van a quitármelo —la miró —y para que veas que no hay rencores, me aseguraré de hacerte llegar una invitación para que desde primera fila, seas testigo de nuestra unión y aplaudas cuando demos el si definitivo frente al altar —concluyó poniéndose de pie y con un andar altanero, se dirigió a la puerta, salió del cuarto con una enorme sonrisa de satisfacción y triunfo. Al no conseguir seducir a Terry, había puesto en marcha el "B", y su presencia en el hospital era la segunda parte de este.

Con furia, Candy golpeó el escritorio frente a ella. Hubiera perdonado la humillación que Terry le hizo dos días atrás, pero el que le hubiese contado a aquella despreciable mujer lo que había sucedido entre ellos, era algo que jamás iba a perdonarle. Se quedó allí, con un deseo inmenso de llorar, pero se contuvo, Terry no se merecía una sola lágrima suya.

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