Capítulo XII

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Durante todo el tiempo que duró el camino hacía su destino final, pensó una y mil maneras de como decir lo que tenía atravesado en la garganta, era consciente que la lucha que se le venía no sería fácil de librar.

Por el rabillo del ojo, la observaba cada vez que se detenía en una luz roja. No encontraba la palabra exacta que describiera la expresión de su rostro.

Guardó silencio mientras ella bajaba el vidrio de su ventana para llamar al guardia de seguridad por el interlocutor. Mientras esperaban, su teléfono vibró, indicándole la entrada de un nuevo mensaje. Lo abrió y cuando leyó el contenido supo que no podia dejar pasar mas tiempo.

"Terry, tenemos problemas, George acaba de anunciarme que alguien solicitó una copia de la demanda de divorcio entre Candy y tu, ¿sabes lo que eso significa verdad?"

—Mierda —sin darse cuenta exteriorizó sus pensamientos; afortunadamente para él, Candy no lo escuchó ya que en ese momento alguien respondía al otro lado del interlocutor y segundos después, el portón se abría frente a ellos. Estacionó el auto y bajó inmediatamente al ver que ella se bajaba y comenzaba a andar. En dos zancadas le dio alcance.

—Candy —la detuvo antes que llegara a la puerta —hay algo que tengo que decirte.

—Ahora no Terry.

—Por favor escúchame —la sujetó del brazo. Estaba decidido a decirle la verdad de una vez por todas. Era preferible que lo supiera por él y no por una tercera persona, para evitar que el infierno se abriera y se lo tragara.

—Lo que sea que quieras decirme puede esperar hasta mañana —respondió ella llamando a la puerta.

Terry insistió, pero su respuesta de ella fue la misma.

—Que demonios pasa, es que acaso no hay nadie en esta casa que abra la maldita puerta —gritaba una histérica Elisa desde el interior de la biblioteca, luego de descubrir una verdad que echaba a perder sus planes de conquista. Furiosa, se puso de pie y mientras caminaba escuchó la voz de Candy.

—Buenas noches.

—¿Pero miren nada mas a quienes tenemos aquí?

—Señora Mary, ¿podría por favor avisarle a Niel que necesito hablar con él? —Candy se dirigió al ama de llaves de la Mansión Leagan, ignorando de esta manera a la joven Leagan

—¿Quien te crees que eres para venir a mi casa e ignorarme de la forma como lo has hecho? —dijo Elisa molesta.

—No he venido a hablar contigo Elisa —respondió Candy con seriedad —y no estoy de humor para soportar tus desplantes.

—¿Que es todo ese escándalo? —dijo Niel desde las escaleras —Candy —frunció el ceño —¿que haces con él? —señaló a Terry.

—Tenemos que hablar —fue la seca respuesta de Candy ignorando la pregunta de Niel.

—Debe ser algo de suma importancia como para que hayas venido a buscarme en su compañía y a esta hora —Niel apretó la mandíbula y le dirigió una mirada cargada de rabia a Terry.

—Lo es —respondió Candy.

—Vamos a la biblioteca, allá hablaremos con mas privacidad —dijo Niel mostrando el camino.

Una Eternidad ContigoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum