Capítulo III

1.5K 174 61
                                    

Candy no entendía como Terry podía mantenerse tan tranquilo. La manera como la llamó hizo que miles de recuerdos vinieron a su mente, ya que él era el único a quien le permitió esas libertades.

—Buenas noches Duque de Grantchester —lo saludó ella haciendo una reverencia —es bueno verle después de tanto tiempo.

—Lo mismo digo —respondió Terry rodando los ojos al escuchar la manera como se dirigía a él —Puedes llamarme Terry como solías hacerlo antes.

—Esa no es la manera mas apropiada de dirigirse alguien de su nivel, su excelencia.

—Como quieras —respondió él ocultando su disgusto.

—¿Cuanto tiempo permanecerá en America?

—El suficiente como para terminar con mis compromisos

—¿Y que tipo de compromisos le han traído tan lejos de su amada Inglaterra?

—Asuntos personales.

—Oh —musitó Candy sintiendo un frío abrazador en todo su cuerpo pero se recuperó pronto —asuntos relacionados a su antigua profesión supongo.

—En parte.

—Oh vaya, así que ese es el secreto que mi hermano se negó a revelarme.

—Lo era, hasta que fui abordado por una reportera.

—¿Como se enteró ese reportera que usted se encuentra en América?

—Eso es precisamente lo que nos gustaría saber.

—Imaginó que Albert se molestó

—Sí, y con justa razón ¿no lo crees? —dijo él con molestia.

Candy se sintió acusada por el comentario de Terry, pero no lo demostró, en su lugar, se apartó del lugar donde estaba, necesitaba poner distancia entre ambos. Alzó el rostro para mirarlo detenidamente, comprobando así, que su rostro seguía siendo el mismo que ella recordaba a pesar del tiempo transcurrido.

—Debería sentirse alagado que esa reportera lo haya abordado, milord —dijo Candy con sarcasmo.

—Veo que el sarcasmo sigue siendo una de tus características principales —dijo el apuesto Duque con una sonrisa forzada mientras sorbía del contenido de su copa.

—Mi opinión sobre ciertos asuntos no ha cambiado, si es a eso a lo que se refiere su excelencia, como verá, no he traicionado todo aquello en lo que creo —respondió ella con pulla y disfrutó ver que su golpe fue certero, tras ver que los ojos azules de Terry se oscurecieron.

—No voy a discutir contigo Pecosa, aunque tengo que aceptar que creí que podíamos olvidar el pasado y comenzar de cero —respondió Terry acercándose a ella provocando que Candy retrocediera en busca de espacio para respirar con tranquilidad.

—¿En verdad, cree que podemos comenzar de cero? —preguntó ella mas repuesta.

—¿Y por que no podríamos? —preguntó él acortando la distancia nuevamente.

—Estuvimos casados y las cosas no terminaron bien entre nosotros, milord —le recordó ella.

—Hasta donde sé, ambos somos adultos y vivimos en pleno siglo XXI. Hoy en día, los ex pueden ser muy buenos amigos después de un divorcio.

—Amigos —bufó ella.

—Claro —respondió él —¿por qué no? —se encogió de hombros —podemos comenzar tratándonos con amabilidad como solíamos hacerlo cuando nos conocimos.

Una Eternidad ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora