Café Umbrella; «Klive»

Ocho

El chico era un perfeccionista. Había sido criado por un padre que también lo era, y, por ende, toda su corta vida se había dedicado a serlo aún si no tenía la intensión y ya no viviese más con el viejo que le enseñó como salirse con la suya siempre y cuando su vida o su reputación tendiesen de un hilo.

Ese lunes en específico, Klaus llegó tarde al trabajo porque había tomado más tiempo de lo normal mirándose al espejo tratando de hacer memoria de cuándo había comprado la ropa que ahora mismo traía puesta. No era la primera vez que pasaba, en los últimos días ya había notado el aumento de ropa en su armario, sólo que pensó que eran prendas que probablemente pertenecieron a Dave y jamás pudo vérselas puestas, ya que estas todavía tenían la etiqueta y tenían un precio que él ni estando bajo los efectos de todas las drogas existentes hubiese accedido a comprar. También, pensó que pertenecían a Cinco a pesar de ser una talla extra, pero esa mañana cuando quiso preguntarle, éste ni le permitió hablar y se despidió y fue tan rápido como pudo excusando que ese día quería llegar temprano para hacer cosas importantes mientras tuviese tiempo.

Inconscientemente seguía tomando los consejos de su progenitor sobre cómo obtener la información que quería y necesitaba, aunque a diferencia de él, lo que estaba haciendo no tenía que ver con salvar su reputación, ni tampoco la vida de alguien estaba en peligro; muy al contrario, esa mañana llegó temprano al trabajo para esperar a Allison y básicamente, hacer todo lo que ella ordenara para obtener un poco de información sobre que comprar para Klaus ahora que había conseguido el dinero suficiente como para conseguirle una casa, un perro y mantenerlo de por vida.

Lamentablemente no creía que le aceptara esa propuesta, y tuvo que decidirse por otras cosas.

La mujer no desaprovechó esta oportunidad a pesar de saber que se tenía algo entre manos, y lo mandó de ida y vuelta a la calle por cosas que probablemente ese día no necesitaban, pero antes ninguna otra persona se había ofrecido hacer. Así que no desperdició la chance ahora. Después ya le daría su recompensa, sí es que realmente buscaba una, porque no creía que su actitud de ese día fuese sólo porque se levantó de muy buen humor. Sabía que buscaba algo, y fue gracias a eso y a su natural instinto maternal que, en la última vuelta de compras, lo acompañó para hablar con él de una que otra cosa, y por "una que otra cosa" era básicamente la vida de todos en el café.

Diego tenía problemas con su novia, ya que esta era policía. Luther se separó de la familia por un tiempo y era un poco ausente de las cosas que pasaban actualmente en el mundo. Allison misma, se casó, tuvo una hija y se divorció un tiempo después porque hubo problemas en el paraíso. Y Vanya pasó por una horrible relación toxica de la que afortunadamente salió y justo ahora parecía estarse viendo con una mujer a la que anteriormente mencionó y prometió presentarles pronto.

Y de Ben sólo pudo mencionar que éste se perdió hace mucho, y que la policía luego de una vaga búsqueda lo dio por muerto y no quisieron hacer mucho ya que no eran la familia más privilegiada.

—Se perdió, pero según la policía él falleció—Contó, e hizo una larga pausa durante su camino de regresó. Se suponía que ella lo escucharía a él y no al revés. —Él es la razón por la que abrimos este lugar, tendría más o menos tu edad cuando se le ocurrió la idea. ¡Era tan listo como tú!

Ambos compartieron una sonrisa, aunque la mujer tuvo que limpiarse un par de lágrimas que se le escaparon. No tenía que haber pasado mucho tiempo de lo acontecido para que todavía fuese un tema tan delicado.

Llegaron al café y dieron por finalizada su conversación. Antes de entrar, la morena le dio un último vistazo al menor y le pasó una mano por el cabello y un ligero abrazo de confort, más para ella que para él, como muestra de afecto. Él antes había mencionado que no tenía familia, así que supuso que este tipo de cosas eran necesarias de mostrarse aún si antes llegaron a estar enemistados.