Doce

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Hacer un recital de violín frente a más de mil personas era cosa sencilla. Desde que tenía seis años de edad —Cuando a penas y era capaz de formular palabra y media— comenzó a hacerlo, y, de repente, mostrarse ante miles de extraños para hacer lo mismo cuatro veces al mes se volvió indiferente y se empezó a sentir como algo predeterminado en él que hizo por obligación toda su niñez hasta que abandonó esa vida luego de su última presentación fatal que le costó unos buenos golpes en las manos y en la espalda.

Era sencillo, y sí falló fue porque él así lo quiso y no por estar ansioso como juró que pasó. Podría tener el triple y hasta en quíntuple de personas viéndolo y no se sentiría tan nervioso como cuando luego de un largo viaje de carretera, por fin llegó a la casa de la madre de Klaus.

¿Qué tipo de mujer tenía que ser para no tener miedo de estar alejada de la ciudad y ser probablemente la única persona en kilómetros a la redonda? Todo el camino se quedó mudo por el nerviosismo.

—¿Vas a salir o no? —Preguntó Luther cuando lo vio quedarse solo en el auto luego de que todos salieron.

Cinco tuvo recuerdos horribles de su padre preguntándole lo mismo antes de cada presentación.

Asintió y salió justo detrás de él. Como siempre, buscó a Klaus y le siguió hasta la casa donde todos se dieron la bienvenida a sí mismos y él la conocía por primera vez. Era vieja, como esas casas antiguas que se ven en las películas. También era muy grande para la cantidad de hermanos que eran. Seguramente se perdería si se le ocurría escabullirse por ahí.

La mujer a la que tanto temía llegó desde la cocina y el estilo de la casa tuvo sentido. Ella venía vestida de manera anticuada, con algo que seguramente se usaba en los noventa. No la estaba criticando porque no era ningún diseñador ni mucho menos, sólo le parecía curioso sentirse atrapado en otra época. A decir verdad, se le veía muy bien, era una mujer rubia muy hermosa que gracias a las pláticas en el auto supo que su nombre era Grace.

Grace se acercó a cada uno de sus hijos con una sonrisa, y la abrazaron con fuerza. Cada uno le mencionó su nombre como si fuese la primera vez que la veían y eso a Cinco le pareció extraño hasta que ella lo miró a él y pareció igual de confundida.

—¿Dónde está Ben? —Preguntó, al mismo tiempo que todos perdieron su sonrisa y se sintieron incómodos.

Algo estaba mal con ella. El chico entendió casi de inmediato porque Klaus tenía tanta compasión por su vieja vecina, aparentemente, su madre era igual que ella, pero siendo muchísimo más joven.

—¡Mamá! —Klaus salvó el momento trayendo a Cinco hacia ella para presentárselo. — Este es Cinco.

—Hola, Cinco—La mujer volvió a sonreír y se olvidó de su propia pregunta. —. Qué raro nombre para un chico.

Antes de que Cinco pudiese responder que ese no era su nombre verdadero, Diego se metió para bromear.
—Sus padres no lo querían mucho.
La madre se lo creyó y lo miró con tristeza.
—¿No?
—No creo, soy huérfano.

La mujer le tomó del hombro y lo miró comprensiva. Todos a excepción de Klaus se miraron curiosos entre ellos por la nueva información. Nunca antes lo había mencionado y, de hecho, ellos nunca preguntaron al respecto.

Klaus sabía que sólo era un comentario hecho por el odio que le tenía a su padre y por eso no le pareció extraño.

Grace propuso enseñarle la casa mientras los demás se enfocaron en preparar todo lo del día para celebrar algo sencillo. Le enseñó las habitaciones de los chicos cuando vivieron ahí, y todo estaba intacto. La ropa estaba perfectamente doblada, los posters de sus bandas y vinillos guardados a una orilla de la cama no tenían ni una sola partícula de polvo y pudo saber por estos a quien pertenecía el respectivo cuarto. Obviamente, al que más le urgía llegar fue al de Klaus. Fue el último al final del pasillo y mientras su madre le contaba un par de cosas que ya sabía por métodos muy fiables, Cinco encontró sobre la mesita de noche a un lado de la cama una fotografía que por fin logró darle un rostro a quien era Dave. Estaba junto a Klaus y se veían demasiado felices.

Café Umbrella; «Klive»Where stories live. Discover now