Cinco

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El resto del día Klaus tuvo que andar de un lado a otro bebiendo café y mojándose constantemente la cara con agua para poder permanecer de pie las últimas horas en las que tuvo que trabajar forzosamente si no quería generar dudas entre sus hermanos que ya estaban sospechosos de su actitud al haberse enterado por parte de Allison el supuesto accidente sucedido en la mañana que primero corrió por boca de la de cabello ondulado con su hermana Vanya, y fue corriéndose entre los familiares como si el implicado no estuviese ahí.

Cinco no regresó a ninguna hora de la tarde y todos los hermanos se sintieron en paz de no recibir reclamos por un día, mientras que un afligido drogadicto lo único que sentía era angustia por todos lados y por todo lo sucedido en tan poco tiempo; por lo que hizo sin razón al chico, que seguramente le iba a arruinar la vida al contarle a sus aliados lo que había hecho, porque sus hermanos ya habían puesto el ojo en él, y, no menos importante, porque al no haber completado su rutina de drogarse gracias a que había perdido su valioso tesoro, estaba tan tenso que sintió que moriría ahí mismo si no conseguía un poco de dosis pronto.

Las horas parecieron interminables el resto del día y cuando finalmente pasó por la misma y agotadora costumbre diaria de despedirse de sus hermanos y perderlos en el camino fue cuando finalmente se sintió liberado para ir a buscar más de lo que necesitaba.

Hasta que revisó sus bolsillos y recordó la razón del porque le tomó tanta importancia al incidente de la mañana.

No tenía suficiente dinero para nada que fuera siquiera barato, o conseguía lo que tanto le urgía pero matándose en el proceso para no llevar a cabo el morirse de hambre las siguientes semanas, o se aguantaba teniendo que llevar el sofocante proceso de la abstinencia.

Para cualquiera con un mínimo de sentido común la respuesta era obvia, ¡trabajaba en un restaurante! podía sobrevivir de ello unos días, el problema era que recién le habían pagado y si sacaba tanta comida sus hermanos se darían cuenta y empezarían a tener más sospechas que de las que de por si ya tenían.

Pero aunque tuviera la respuesta correcta, era imposible enfocarse a lo que tenía que hacer, mientras se repetía a sí mismo que tenía que aguantar unos días hasta conseguir dinero, inevitablemente hizo su camino hacia la casa, deseando que algo le detuviera, un choqué, un asaltante o que Dios mismo bajara del cielo.

—No vayas.

Escuchó de repente y pensó en lo rápido que se había cumplido su deseo que tanto quería y a la vez no. ¿Era así de fácil atraer cosas que en realidad en el fondo no quería?

Cuando se dio la vuelta para ver a quien pertenecía la voz que se entrometió en su camino, miró al chico aparecer por el mismo callejón del día anterior cerca del café en donde no lo vio durante todo el día desde lo sucedido en la mañana, que ahora teniéndolo de frente le daba vergüenza recordar por lo grosero que fue.

Dijo que iría a cambiarse a su hogar, pero seguía con la misma ropa del día porque su suéter seguía envuelto en su cintura y la mancha enorme del café en su camiseta blanca era distinguible a pesar de ser de noche.

—no lo recuerdas, pero dijeron que no te acercaras de nuevo por lo que hiciste—prosiguió luego del agobiante silencio entre ambos.

Klaus, echándose la culpa que sentía en el pecho hasta lo más profundo de su mente, apretó los puños porque justamente iba para allá sin tener idea de que ya ni siquiera era bienvenido al único lugar que le trataba bien y donde podía conseguir lo que tanto necesitaba.

—perdón—expresó el menor ante el incesante silencio de parte del contrario.

¿Por qué se estaba disculpando? Pensó primero, y sintió pena, esa simple palabra donde había claro arrepentimiento en su voz cuando le pidió perdón de algo que no debía pareció darle un giro total a sus emociones y le llegó a su maldito corazón porque repentinamente se sintió como un monstruo malagradecido. El chico a pesar de no ser más que un desconocido lo ayudó y obro bien como cualquiera habría hecho y Klaus no hizo más que enojarse con él, ¿desde cuándo se volvió así cuando se prometió a sí mismo no ser dependiente?

Café Umbrella; «Klive»Where stories live. Discover now