Capitulo 8: La verdad sale a la luz

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Entraron en las profundidades del bosque ,los dos amigos tomados de las manos. La luz del sol que se escondía detrás de las montañas, ilumino el verde camino en dirección hacia el rio. Mike estaba muy distraído en la flora del lugar, los altos arboles y las delicadas flores creando un manto acolchado, donde pensó que se quedaría a dormir algún día. En ningún momento, se quedo pensando las razones de Norton al traerlo aquí, eran tan amigos que confió ciegamente en esa persona.

Se detuvieron en una pequeña morada, el joven rubio se sorprendió al ver como esta se camuflaba visualmente con los arboles que la rodeaban, sintió desconfianza por una extraña razón. Había leído tantas teorías donde decían que posiblemente el asesino de Lakesige Village se escondía en el bosque, un sentimiento de inseguridad lo lleno por dentro.

-¿Este es tu hogar, Norton?- pregunto, intentando ocultar su voz temblorosa. El hombre se dio media vuelta para tirarle una tierna sonrisa y asentir. Eso tranquilizo un poco al menor.-Que bueno, pensé que era la casa del asesino de muñecas o de un viejo loco que espanta a todos que se acerca.

Mike rio, para el mayor esta melodía fue como escuchar el canto de un ángel, tan agradable pero mortal a la vez. No tenia la intensión de decirle la verdad al joven si lo hiciera sabia muy bien que el rubio cambiaria totalmente su actitud con el, le paso con las demás mujeres ahora no quería arruinarlo. Se adentraron al hogar, Mike entro y empezó a observar las decoraciones hogareñas que se repartía por todas las paredes, había cuernos de alces hasta un cuadro pintado por Norton de Mama Galatea sentada en su silla de rueda con una sonrisa comparada a la del cuadro de Leonardo Da Vinci "La Gioconda". Norton le quedo mirando, mientras le ponía seguro a la única salida del lugar. Era el momento de ver si en verdad era la persona que lo haría feliz por el resto de su vida.

El menor vio a lo lejos una puerta abierta, se acerco lentamente por mera curiosidad. Dentro de la habitación había una cama con varias muñecas a su alrededor además de un closet junto a ellas. Cerca de la cama, parado como si fuera un cuerpo humano estaba un caballete de madera pura, junto a un cuadro tapado por una manta. Era verdad la frase "la curiosidad mato al gato", ya que cuando el joven rubio quito lo que cubría el cuadro, deseo no haber hecho eso. La imagen pintada era de el, con vestido de boda destrozado mostrando parte de su cuerpo desnudo, estaba recostado en la misma cama que había en la habitación con una mirada desolada. No supo como reaccionar, solo pensó en correr hasta el departamento de Eli, donde ahí sabría que estaría seguro. Se dio media vuelta para escapar, pero se encontró con Norton quien lo observaba desde la puerta. Tenia una presencia inquietante, en especial con una sonrisa de oreja a oreja como si disfrutara del miedo de Mike.

-¿Te gusta?- pregunto con una voz tenue, tanto que apenas lo escucho el menor.- Tenia que sacar mis fantasías para que pudieras observar todo el amor que siento por ti. Si tu quieres podríamos hacer realidad esa imagen...

Ignorando las palabras del mayor, Mike se abalanzo hacia el y paso por entremedio. Corrió en dirección a la puerta, mientras que el mayor lo seguía caminan despreocupado. Cuando llego, intento abrirla moviendo la manilla desesperadamente, cada segundo que pasaba sin poder irse le hacia querer llorar y gritar. El asesino llego junto a el y lo agarro de la cintura.

-¡¡Ayuda, Eli!!

**

El señor Subedar, avanzó por toda la carretera en su auto con la sirena prendida, iba a gran velocidad irrespetando las leyes puestas en "Lakeside Village". De copiloto estaba Eli, quien se metió sin el permiso del conductor y se negó a bajarse, se resistió tanto que no tuvo otra opción Naib de aceptarlo a refunfuños. Doblaron por la esquina donde encontraron la tienda de la Señora Galatea, ahí era la única dirección puesta en los últimos datos de la familia Campbell. Era su única esperanza.
Se estaciono rápidamente para luego sin pensarlo más, salir rápidamente del coche. No tenían arma, ni chalecos antibalas, si estaba Norton con el rehén no podrían hacer nada y además no sabían cómo reaccionaria el asesino. Golpearon la puerta esperando el rostro del joven universitario, pero lo que recibieron fueron a la anciana en silla de rueda, quien lo recibió con su típica amistosa sonrisa.

-Aún no está abierto, jovencito-mencionó la mujer, iba a cerrar la puerta cuando Naib coloco su pie para detenerla.

-Soy policia-se presentó, mostrando su placa que estaba guardada en unos de los bolsillos de sus pantalones.-Busco a su hijo Norton Campbell ¿esta aquí?.

La mujer no respondió, sólo le indico con la mano que entrara. Cuando pusieron un pie en el lugar, un gran escalofrío gobernó los cuerpos de ambos oficiales, centenares de vestidos al crochet eran puestos en muñecos de maniquí, eran muy parecidos a los diseños encontrados con las tres asesinadas. Eli intentó ponerse en los zapatos de Norton y pensó en que ver a esos altos muñecas con una pequeña cintura y unas piernas tan largas, sentiría algo relacionado con lo sexual o un odio hacia ellas.

-Que lindas muñecas-comentó, Eli. Esperando a que la mujer le contestara su duda. Recibí un manotazo en su hombro por parte de su ex jefe, no le gustaba que el tomará el mando de la investigación.

-Norton siempre decía que se quería casar con una mujer como ella-Se rio. - Le dije que era imposible encontrar a una mujer de tan alto calibre.

Se quedaron en silencio, la información dada podría ser una de las causas del comportamiento inestable de Norton. Necesitaba que rápidamente le proporcionara la ubicación de su hijo, no sabrían cuanto tiempo de vida tendría Mike, las demás asesinadas variaban mucho en los días de desaparecidos. Todo dependía de lo que les obligaba hacer mientras las tenían secuestrada.

-Señora, no tenemos tanto tiempo, necesitamos que nos diga donde está Norton Campbell-interrumpió, Eli. Estaba impaciente y muy nervioso, con sólo pensar en ver a su amigo tirado junto al río como basura, le traía un sentimiento de angustia. Naib lo dejo hacer la pregunta, el solo se dirigió a un maniquí que estaba completamente desnudo, se fijo en la descripción puesta en un papel a los pies de la muñeca. Lo leyó, "Vestido largo color celeste".

-El vinó, comió un poco y salió muy apresurado, no me dijo nada a donde iba-contestó con su suave voz entrecortada.Era muy notorio de que algo ocultaba, se veía muy ansiosa por la visita de los oficiales.-Pero,podria darle su dirección.

-¿El no vive con usted?

-No, hace un gran tiempo que dejó el nido-respiro hondo para continuar hablando. Prosiguió. -Le tengo anotada en mi escritorio, iré a por ella.

Eli le agradeció por su gran amabilidad. La mujer le tiro una sonrisa forzada y se dio media vuelta, entrando por una puerta detrás de la caja de la tienda. El menor de los oficiales se dirigió a su ex jefe quien aún observaba el papel con una escritura. Al estar a su lado, el le compartió su pensamiento.

-Algo me huele mal de todo esto-dijo con voz seria.- Siente que no nos dijo toda la verdad.

-¿Por que?

-Mira esto- Naib apunto a un dedo de la muñeca, donde de él caía un pequeña lana. -Pareciera que alguien se lo quito a la fuerza, o mejor dicho a la rápida. Creo que Norton no planeo con cautela el secuestro de Mike, sólo lo adelantó y todo porque yo... Lo encerré. Quebré aún más su mente con mi decisión, ahora cuando este acorralado va a reaccionar como un animal salvaje.

Eli iba a insultarlo, pero prefirió quedarse callado. No era el momento de buscar culpables, si no de una solución.

-Si tan solo...

De repente, un fuerte estruendo apareció, era tan potente que dejó a los oficiales paralizados. Era el sonido de un disparo, y venía del lugar por donde la mujer se había ido.
Eli, fue el primer en reaccionar, fue corriendo, introduciéndose en el hogar de la mujer sin permiso. Llegó a una oficina donde se encontró con una imagen que le quedara de por vida en su mente.
La sangre goteaba de la mesa,dejando un mar de líquido rojo con pedazo de sesos esparcidos por toda la alfombra. Encima del mueble estaba la cabeza de la mujer con un gran agujero en la cien, cerca de su mano que aún sostenía el arma que utilizó para quitarse la vida, yacía un papel escrito con palabras bien delicadas y hermosas lo siguiente "Nunca les entregaré a mi hijo".

La casa de muñecas (NaibxEli) Where stories live. Discover now