La casa de muñecas (NaibxEli)

Capítulo 12: El Fin Part 1

Naib entró apresurado a la morgue, donde estaba trabajando intensivamente el Doctor Carl. Era demasiado tarde, la luna ya estaba empezando a ser opacada por la potente luminosidad del sol. El jefe al entrar al lugar de trabajo del medico forense, un gran frio cubrió todo su cuerpo haciendo que este se pusiera tenso y el olor a putrefacción gobernó su olfato causándole unas grandes ganas de vomitar.

El hombre de cabellos castaños reviso por todo los rincones de la sala en busca de algún rastro de Aesop, pero no logro encontrarlo, el era la única persona junta a los cadáveres que estaban puestos en camillas tapados con distintas sábanas.

-¿Donde estas ,Aesop?- pregunto a todo pulmón, Naib. Su voz se repitió en un largo eco, que recorrió por todo el lugar.

De repente, se escucho unos golpes dentro de unos de los cajones donde guardan los cadáveres, eran como pequeños golpecitos que alguien o algo hacia dentro del quinto cajón.
El hombre se acercó lentamente, con la mano puesta cerca de su arma. Su cuerpo temblaba acompañado de un sudor frío que le recorrió por la columna vertebral.
Coloco la mano en el tirador, y con los pelos de punta, abrió rápidamente donde se escuchaba ese ruido. Naib reacciono inmediatamente al ver un rostro rosado en el interior, apuntó con su pistola y recitó las típicas palabras de presentación que debe decir antes de un arresto.

- Jefe, no soy un zombie para que reaccione así- al escuchar esa voz anodina supo enseguida de quien pertenecía, lentamente bajó su arma.

-¿Aesop?

El doctor de cabellos gris salió del cajón para mostrar su cuerpo blanco y sus pezones rosadas resaltando en su pecho, estaba semidesnudo con sólo unos calzones que le tapaba su parte íntima. Sus ojos estaban decorados por una ojeras bien marcadas, demostrando el arduo trabajo que hizo mientras su jefe estaba en el hospital. Frunció el ceño al ver lo asqueado que estaba Naib ante la incomoda situación.

- ¿Qué hacías ahí adentro? -preguntó, él hombre de cabellos castaños. Guardo su arma en la funda que estaba junto a su cadera. Al terminar, junto sus brazos en el pecho mostrando un complejo de superioridad.

-Me masturbaba mientras pensaba en Norton Campbell- contestó, jadeante. Estaba emocionado al recordar lo que ocurría dentro del cajón. - Me imagine cuando el este junto a los demás cadáveres. ¿Cuanto crees que durará dentro de la prisión? ¿12 horas? O tal ves tan solo 15 minutos... Aunque sea tanto tiempo, lo esperare para abrir su cerebro y analizarlo. Lo partiré en dos para ver con mayor claridad sus pensamientos y emociones.¡¡Que delicioso!!

-Podrás hacer las cosas que tú quieras con el, no me interesa. Pero, por favor... No lo hagas aquí- comentó, Naib. Coloco dos dedos entre sus cejas, con sólo escuchar las palabras hostiles del doctor hacia el criminal, un gran dolor de cabeza lo consumo. Prefirió ignorar las palabras de Aesop y continuar con lo que venía, haciendo como que no había oído nada.- Cuéntame sobre los padres de Nortonto.

Aesop le tiro una mirada fría y desinteresada, luego camino en dirección a una camilla. Donde habían dos esqueletos, al lado de ellos estaban las herramientas necesarias para un autopsia y una mascarilla blanca. El doctor agarro el tapabocas y se la coloco junto a unos guantes de nitrilo.

-Pues lo normal... El padre sufrió varios golpes en su cráneo, seguramente eso le provoca la muerte. Mientras que la madre no tiene ningún símbolo de recibir alguna golpiza que le dejara marcado sus huesos- comentó, mientras le mostraba los dos cráneos. Aesop tiro un largo bostezo y luego prosiguió con el análisis. -Es posible que haya muerto por una arma de fuego o por algo que afecte a su organismo.Esa sería la por la que no se ve nada en su esqueleto.

-Entiendo- susurro, Naib. Su mente estaba inundada por las imágenes que se repetían una y otra vez del momento ocurrido en la casa del homicida. El miedo, la sangre en el piso y ese monstruo parado enfrente suyo; le hacía sentir como un pequeño niño que se esconde entre las sábanas, para protegerse del monstruo que se escondía en el closet. Era un inútil, no pudo proteger a todas esas mujeres y a Mike, ni siquiera a su gran amor Eli.