ser o parecer

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Claudia llegó al asentamiento, por primera vez no se sintió aterrorizada o no tenía que robar comida para sobrevivir.
No era el mejor regalo, pero ser libre se sentía bien.

Las calles parecían animadas, al parecer había una especie de festival, a lo lejos pudo ver unas siluetas conocidas.
¡Eran ellos! Callum y la elfo, pero también estaba Soren y Ezran.

Ellos sonreían alrededor de los elfos sangre de tierra. Callum sostenía la mano de Rayla mientras la veía con amor, ella reconoció esa mirada, era parecida a la que solía poner cuando la veía. No, era diferente. Los ojos de Callum y su mirada eran más tiernas, la elfo le devolvía la sonrisa mientras charlaban

Era tonto, pero Claudia sintió celos, ella lo sabía, sabía que Callum ahora era inalcanzable, pero se veía tan sublime, tan inocente como lo recordaba... Pero ahora estaba tan lejos de ella. 

Sin pensarlo se acercó hacia donde estaban sus antiguos amigos. Las personas que una vez fueron importantes para ella.

— Hola. — Soren se acercó con una sonrisa, él comía unas frutas, también tenía un tarro con alguna bebida, su hermano tenía ahora barba y una armadura diferente. Claudia se quedó inmóvil. Soren se veía tan feliz ¿Acaso después de dejarlos se había olvidado de ellos? ¿Cómo podía sonreír después de lo que hizo? Él traicionó a su familia. Pero en lugar de sufrir, estaba feliz comiendo alrededor de los enemigos.

Aunque sintió una oleada de ira, una parte de Claudia estaba feliz de verlo. Soren parecía diferente, menos indeciso, era como si todos hubieran seguido adelante sin ella, borrandola de sus vidas.

— Soren — La voz de Callum detrás de su hermano causó más sentimientos en Claudia.

El príncipe palmeó la espalda del soldado, sostenía una taza de sidra, la joven hechicera recordó que Callum había cumplido años en el tiempo que no lo había visto, así que ahora podía tomar algo más que solo jugó. Claudia hubiera querido estar ahí con él ese día especial, seguramente habían tenido una gran fiesta en el castillo. — Aquí estás... — Callum volteo a verla. La mirada verde de Callum hizo que un nudo se formara en el estómago de Claudia. — Lo siento, no me di cuenta qué estás ocupado.

— No... Yo solo pasaba.—  Claudia sintió miedo ¿Y si la reconocían? ¿Qué mirada tendría Callum? ¿La vería con despreció? ¿Decepción? O quizás una mezcla de ambos. Pero de momento solo había una mirada cálida, una sonrisa amable para ella. No, esa mirada amable no era para ella, ella para la figura de elfo que ahora tenía, Callum solo veía a una elfo de luna como Rayla y eso lo hacía sonreír de esa manera.

Claudia quería tocarlo, pero no podía arriesgarse a ser descubierta.  Se sentía sola, ahí rodeada de elfos y humanos, viendo a todas las personas que alguna vez fueron su familia sentía una soledad inmensa. ¿Realmente todo había terminado?

— ¿Estás aquí por el festival?

Claudia salió de su estupor, no tenía tiempo para fantasear. Tenía que tomar valor para no ser descubierta.

— Sí, el festival — Dijo rápido, acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja, se sentía extraño tocar aquellas puntas.

— Entonces, diviértete. — Callum volvió a sonreír hacia ella. Claudia no sabía qué sentir. Callum estaba feliz entre tantas orejas puntiagudas y cuernos. Incluso se había acercado a ella sonriendo ¿Si fuera ella misma, acaso habría actuado diferente? Pero la mirada tan llena de alegría y paz le hizo sentir que aún había algo. Sin duda ellos tenían una historia, y así como había sufrido esta segura que ella había marcado la vida de Callum, quizás entre los dos aún había algo, si él alguna vez pensaba en ella, quizás cuando la recordaba era feliz, entonces aún estaba en la memoria de Callum, una parte de ella aún estaba en él, algo que Rayla no había podido borrar por completo. — No eres la única elfo Moonshadow. — Callum se alejó lentamente de regreso con Rayla.

«Estoy aquí Callum, mírame bien»

Pensar esa cosas la hacían sentir molesta. Pero demasiado triste, recordó las palabras de Aaravos: "Compañía"
Claudia se quedó en un rincón observando a todos sus antiguos amigos.

Ezran saludaba a varios elfos mientras ellos le ofrecían comida. Bien ahora sabía que no podía confiar en un niño para el trabajo de un hombre. Ser rey no era algo que Ezran pudiera hacer, era demasiado inocente.

Nuevamente pensó en los años en el palacio, camino un poco más, a la distancia veía a la causante de todo. Rayla, ella estaba abrazándo a Callum, Claudia tuvo que contener su cara de asco. Ahí estaba su enemiga, ella podría solo lanzar un hechizo y finalmente matarla, se libraría de esa maldita que le quitó todo. Pero no podía dejar a su padre solo con aquel elfo, o lo que fuera Aaravos.

Claudia aún albergaba la esperanza de que sus amigos algún día la perdonarían.

Pero por la manera que Callum la abrazaba, las runas dibujadas en sus brazos. Se sentía como el aire, como fuego que no arde.

"Es bastante incómodo" Murmuró un elfo sangre de tierra.

Claudia se dio cuenta que había muchos elfos que veían a la pareja, ellos no tenían una cara amable. Quizás aún tenía una oportunidad.
Vio sombras que se apagaban conforme la tarde llegaba. Toda la mezcla de emociones que había tenido antes comenzaban a desvanecerse.

Soren había continuado con su vida, todos la borraron de su vida. Ahí Enmedio de la plaza se sentía como un barco perdido en el mar, quería escapar y despertar, quería sentirse viva de nuevo, sentir una alegría verdadera. Desde que había rechazado huir con su hermano no había tenido un día de paz. Sobrevivir y no saber qué sería de ella no era vida, quería escapar y nunca regresar, pero no tenía confianza en poder hacer nada por su cuenta, todo lo que había pasado solo le había quitado la seguridad en ella misma, no quería estar sola. Movió su mano, los cuatro dedos de la ilusión aún se sentían reales, si tan solo pudiera volver atrás, mataría a Rayla sin dudarlo.

Quizás el regalo de Aaravos se trataba sobre lo que había perdido. Bien, debía deshacerse de esos sentimientos, ahora lo sabía, sabía lo que tenía que hacer, siempre lo supo, pero era dolorosamente terrible tener que olvidarse de quienes fueron su familia. Pero Aaravos sabía lo que había en su corazón, por eso la hizo un elfo de luna. Solo necesitaba una nueva oportunidad, para ella y para su familia.

inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora