Una preceptora aburrida y curiosa se convierte en espía

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Un atardecer bucólico de otoño en la escuela nocturna. Las preceptoras se encontraban reunidas en la preceptoría sin mucho para hacer. Ruth leía los salmos de la Biblia. Silvina se entretenía con el celular y sus grupos de WhatsApp. Mariel no sabía que hacer para soportar el tedio. Se le ocurrió salir a caminar por el establecimiento. De esta forma se entretendría y al mismo tiempo haría algo de ejercicio, que no le vendría mal para empezar a bajar algunos kilos que le estaban sobrando. Se lo comunicó a sus compañeras.

-Caminá por donde quieras, la escuela es toda tuya. Solo evitá meterte dentro del pasillo prohibido- comentó Silvina acomodándose un mechón de cabello.

- Pasillo prohibido? Qué?- preguntó Mariel extrañada.

-El pasillo prohibido. Que comunica el patio del colegio con el gimnasio abandonado.

- Y por qué prohibido? Quien lo prohibió que no se puede entrar ahí?

- Es por esas tres asquerosas de las Salvajes- intervino Ruth frunciendo el ceño- Lo convirtieron en el lugar para hacer sus chanchadas.

-Chanchadas? Que hacen?- preguntó Mariel.

-Besarse, acariciarse, manosearse...algunos las han visto haciendo eso tiempo atrás en ese lugar-relató Silvina.

-Son lesbianas que van contra la ley de Dios!- exclamó Ruth abriendo los ojos.

-Yo no tengo ningún problema en que les gusten los hombres o las mujeres, ni creo en Dios tampoco- acotó Silvina- El tema es que están en un colegio público, y no es el lugar para que anden toqueteándose...si lo hicieran en sus casas o un hotel alojamiento no habría problema...pero lo hacen aquí.

-Y nadie trató de impedírselo?

-Sí, se las trató de sancionar, pero las sanciones fueron revocadas- explicó Silvina

-Dijeron que las estábamos discriminando por ser lesbianas y nos amenazaron con echarnos a nosotras si seguíamos "persiguiéndolas"- dijo Ruth con una gran amargura en su voz.

- Bueno, calculo que si por casualidad llego a verlas y sigo caminando sin  ponerles amonestaciones no habrá ningún tipo de problema.

-Si no te da asco un show erótico de lesbianas pervertidas en vivo y en directo, entonces metete en el pasillo tranquila- le dijo Ruth.

-Ojo que si sienten que las estás mirando demasiado se ponen violentas y reaccionan mal, eh- aclaró Silvina acomodándose los anteojos en la nariz.

-Cómo?

-A un compañero que según ellas las estaba acosando y se las pasaba espiándolas lo agarraron entre las tres y lo molieron a golpes. Patadas, puñetazos, empujones, arañazos. Se tuvo que ir a encerrar al baño de hombres para que no lo siguieran golpeando. Obvio que cuando se las quiso castigar salieron con lo de que eran lesbianas y eran atacadas y se sentían discriminadas y observadas y al final no hubo ningún castigo. Lo terminaron castigando al otro alumno por supuesto acosador y tuvo que dejar el establecimiento.

-Desde ese momento supimos que había que dejarlas hacer lo que quisieran, que eran como intocables- saltó Ruth.- Bah, intocables por otros, porque entre ellas se tocan que da miedo.

-Al menos que lo que hacen lo hagan en el pasillo prohibido a escondidas y no que se empiecen a besuquear en el medio del aula mientras hay clases- terminó Silvina su explicación.

-Bueno- dijo Mariel- terminada esta charla donde fui informada de las precauciones que tengo que tener, me predispongo a dar mi paseo por el colegio.

-Me parece muy bien chiquita. Nosotras hasta por ahí te acompañaríamos, pero estamos demasiado viejas y es como que no podemos despegar la cola de las sillas.

La preceptora y las alumnas salvajesWhere stories live. Discover now