En el pequeño departamento de Jessica el calor se colaba por todas las rendijas. El sudor recorría los cuerpos y hacía insoportable el uso de cualquier prenda. Este era uno de los motivos por el cual las chicas estaban todas en ropa interior, con sus nalgas al viento. El otro era porque se trataba de una ceremonia especial. En muchas ceremonias, de universidades y colegios privados, por ejemplo, los asistentes van vestidos con uniforme, o bien con trajes o ropa de gala. En esta ceremonia que organizaron Melanie, Brenda y Jessica para incorporar "oficialmente" a una nueva amiga a su grupo, el traje de gala era la piel al aire libre. En sus encuentros, lo mas importante era tener piel con el resto... y Mariel había demostrado tenerla con creces.
-Señorita Mariel Tortonese- dijo Melanie.
Súbitamente hizo su aparición Mariel. Vestida con corpiño y tanga negra, con encajes de seda.
-Este conjuntito lo estreno hoy. Una ocasión especial que lo amerita- y el resto de las chicas rieron con gracia.
-Señorita Mariel Tortonese- dijo Melanie con voz solemne- Le hacemos entrega de este diploma que acredita que usted es toda una Salvaje, que aprendió todos los conocimientos que la convierten en una lesbiana experta en el arte de amar, y una mujer experta en el arte de ignorar las críticas y opiniones ajenas.
-Muchas gracias, señorita Bustamante. Muy orgullosa de ser una Salvaje, como usted, como todas las que están presentes aquí.
Terminada la sencilla ceremonia, destaparon unas cervezas artesanales y brindaron juntas por el fin del año y los grandes logros que todas habían obtenido en él. Brenda, Melanie y Jessica consiguieron recibirse y egresar del instituto. Mariel, por su parte, había conseguido una transformación personal y logró dejar atrás a la joven tímida y temerosa, habiendo ganado seguridad en sí misma y un nuevo grupo de amigas.
Melanie, Jessica, Brenda. Y ahora también Mariel.
La Negra, la China, la Rubia, la Castaña.
Cuatro mujeres. Amigas. Hermanas. Amantes. Capaces de plantarse contra el mundo. Y de ganarle también.
Al terminar las cervezas se dieron un gran abrazo. Y cuatro lenguas salieron de sus bocas y se unieron en un beso interminable.
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La preceptora y las alumnas salvajes
RomantikMariel, una joven tímida, retraída y sin amigos, que sufrió de bullying durante su adolescencia, empieza a trabajar como preceptora en una escuela secundaria nocturna para mayores de edad de la ciudad de Buenos Aires. Alli conocerá a un grupo de alu...
