Capitulo IV: Fiskr Haugr

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Tercera lunación del Año 304 de la era de Lys. Fiskr Haugr, Reino de Doromir.

I

Aren

Fiskr Haugr era una ciudad tan maloliente como bulliciosa. Asentada casi en su totalidad en las cercanías de uno de los más caudalosos afluentes del Dorm, su economía se basaba en la pesca, por lo tanto, el sitio con el mayor movimiento era el muelle y fue precisamente por allí por donde nosotros entramos a la ciudad.

Una vez pisamos las tierras del reino, la ansiedad de Ariana aumentó, sus pupilas viajaban frenéticas de un sitio a otro abarcando cuanto pasaba a nuestro alrededor. Su mano se cerraba, cuál garra, al rededor del delgado brazo de Keysa y caminaba casi arrastrándola por entre las personas. El hada, por su parte, no hacía otra cosa que caminar con la cabeza gacha, la capucha cubriéndole el rostro para no llamar la atención, se movía cautelosa evitando tropezar a alguien.

Yo iba detrás de las dos, mi mano diestra apoyada en la empuñadura lacada de Reisa vel para usarla si hacía falta.

Era mediodía y el sol pegaba de lleno en el muelle. Los botes pesqueros descargaban su mercancía entre comerciantes y marineros. Un par de mujeres con vestidos sucios y cabello revuelto comenzaron a discutir muy cerca de donde nosotros caminábamos. De pronto un grupo de hombres las rodeó y empezaron gritarles en doromirés lo que me pareció eran frases alentándolas a pelearse.

Una de ellas, la más gordita, empujó a la otra y entonces la agredida respondió yéndosele encima. Ambas mujeres se enlazaron de los brazos empujándose e intentando alcanzarse la cara. La delgada cayó sobre Keysa, separándola de Ariana.

Varios marineros se atravesaron y de un momento a otro perdimos de vista al hada

—¿Dónde está Keysa, lars? —me preguntó Ariana en rúnico, la lengua en la que veníamos entendiéndonos. Me miró con ojos desesperados al darse cuenta de que la joven hada no estaba por ninguna parte.

Yo negué. Giré varias veces buscándola a mi alrededor, pero el muelle estaba atiborrado de personas que caminaban de un sitio a otro con canastas llenas de pescado o mariscos, lo que hacía difícil localizar a la muchacha. El idioma en Doromir no era el rúnico, la lengua común que se hablaba en casi todo el resto de Olhoinnalia, tuve que adaptarme rápidamente para entender lo que decían entre gritos los lugareños, en ese momento me di cuenta de que no sabía si Ariana hablaba doromirés.

La sorcerina empezó a abrirse paso a empujones entre la gente.

—¡Eh! ¡Fíjate por dónde vas!

—¡¿Estás ciega o qué?!

Por más que avanzábamos no veía a Keysa.

—¡Estúpida mujerzuela! ¿Qué crees qué haces? —le dijo un hombre enorme en su idioma nativo a Ariana cuando esta lo empujó sin querer debido al alboroto de la pelea de las dos mujeres.

Augsvert I: El retorno de la hechicera (COMPLETA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant