Capitulo V: La posada Ormr (V/V)

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Aren

Cuando la puerta se abrió con un chillido, me desperté sobresaltado. No me dio tiempo a levantarme del suelo del pasillo donde, sin darme cuenta, me quedé dormido.

Ariana era quien salía de la habitación, me miró desde arriba, extrañada.

—¿Qué haces allí, lars? —Ante sus palabras me levanté como pude sintiendo que el bochorno coloreaba mis mejillas, afortunadamente ella no le dio mucha importancia—. Solicitaré que nos suban el desayuno. Debemos partir lo antes posible —terminó de hablar ella.

Estaba tan altiva e indiferente como siempre. Llevaba puesto otro atuendo y la parte del rostro descubierto estaba limpio. Parecía que los eventos de la noche anterior no ocurrieron más que en mi cabeza, sin embargo, los moretones en sus ojos y comisura de la boca, además de la cojera con la que caminaba decían lo contrario.

Entré a mi habitación para preparar nuestra partida. Entre otras cosas busqué la bolsa con el dinero que aún me quedaba, el que los asaltantes de mi caravana no pudieron quitarme cuando me emboscaron y mataron a mis compañeros en el río Dorm, antes de que encontrara a Ariana en Northsevia.

Rebuscando, un objeto salió de una de las alforjas. Lo tomé en mis manos y abrí la sedosa tela azul que lo envolvía. Hacía mucho que no la veía. Deslicé la yema de mis dedos sobre la fría superficie de plata de la peineta, lleno de recuerdos. Observé con tristeza la joya, el único objeto que me quedó de ella, el que, igual a un portal, me trasladaba once años atrás, cuando éramos felices en Augsvert, ajenos a la tragedia que nos aguardaba, cuando Soriana todavía era mi princesa y mi amor secreto. Envolví de nuevo la joya de lapislázuli y plata en el pañuelo azul de seda de araña y continué buscando el dinero.

Al hallarlo separé el que le daría a la posadera.

Me sentía aturdido y cansado. Ariana y Soriana colmaban mi pensamiento, tan parecidas y tan diferentes. Lavé mi cara con agua fría de la palangana al lado de mi cama, acicalé mis cabellos y ropa y al poco tiempo llamaron a la puerta.

El chico Enrico entró junto con la moza guapa, trayendo platos, jarras y vasos con lo que sería el desayuno, lo colocaron todo en la mesa junto a la ventana. Para mi sorpresa, después de los sirvientes entró Ariana junto a Keysa.

—Nuestra habitación es muy pequeña, espero que no te moleste, lars, que comamos acá, pero debemos discutir nuestro siguiente rumbo y creo que abajo, delante de todos, no es la mejor manera —explicó Ariana cuando la moza y Enrico salieron.

Yo asentí y tomé asiento, Keysa se sentó frente a mí en la pequeña mesa y la sorcerina lo hizo en la cama pues ya no quedaba puesto para ella. La miré de reojo, los eventos de la noche anterior continuaban frescos en mi memoria y estaba seguro que en la de ella también, aunque fingiera que nada había pasado.

Augsvert I: El retorno de la hechicera (COMPLETA)Where stories live. Discover now