Capítulo 40

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Eres hermosa, pero estás podrida

Vayolet

-Sabes cual es tu problema Alilac que siempre te dan todo que eres hermosa, demasiado hermosa. Y ese es tu peor defecto, porque todo lo que conoces y tocas es destruido por tu belleza. Cualquiera haría cualquier cosa para cautivarte Alilac, pero eso es malo porque muchos se volverán locos por tenerte y conocerte faceta por faceta. Lo cual es una mierda porque probablemente morirán en el intento.

Morirán por tus lindos y extraños ojos azules que a la luz se ven lilas, morirán por tu lindo cabello rubio como el de una muñeca, por tus lindos labios rojizos y tu piel blanca como la porcelana.-

Estaba exaltada y le hablaba de forma burlona. Me satisfacía verla sufrir mirar como sus bonitos ojos estaban cristalinos y su cuerpo estaba tembloroso. Estaba concentrada en verla sufrir con mis palabras que no note en qué momento llegó Aleck y me tomó por los hombros.

-Vayolet basta, cariño, basta. -Escuche su voz pero aún no había terminado y él más que nadie lo sabía.

-No. -mire de reojo a mi hermano mayor y regrese mi mirada a Alilac que tenía los ojos aún más llorosos y mordía sus labios. -Estas tan podrida Alilac y apuesto que nadie notará lo podrida y obscura que eres por que todos y cada uno de ellos estarán locos por tu deslumbrante belleza.

>>Pero yo no, yo si veo que estas perdida, muy perdida. De nada te sirve ser como eres. Solo destruyes a quien te conoces. Quieres saber si están bien, lo estarán lo estarán en cuanto tú y tu podrida alma desaparezcan de su vida. Ya acepta que son demasiado para ti, ellos son mejores sin ti. Si algo les pasa será tu culpa.

-Vayolet, ya, es una niña. -Aleck me habló fuerte esta vez y me miró enojado.

-Una niña, claro, una niña.Una maldita niña que pudo matar a nuestro hermano hoy.-volteé a mirarla una vez más y me aleje de ahí antes de terminar de hacerla sentir una miseria. -Ya no es la niña con la que jugábamos Aleck. Ahora solo es una adicta que no sabe quien es.

Estaba afuera de hospital, sabía que Aleck y Henry arreglaran cualquier cosa que pasara. Y no me sienta con la la fuerza suficiente como para estar ahí. No ahora, estaba en otro mundo. Esperando a que mi hermano despertara y Kristen saliera de la crujía la cual decían que duraría bastante.

No quería ver a nadie y seguía teniendo el sentimiento de querer matar a Alilac, quería hacer lo mismo que hice con Elizabeth. Quería que mi hermano nunca volviera a saber de ella. Pero también me dolía, ella era de alguna forma una hermana pequeña y me sentía con la obligación de cuidar de ella aun que en este momento no la quería ver.

-Hola, necesito que llegues a la vida de unos niños estúpidos. ¿Tu hijo puede venir? -llame al hombre que siempre hacía cosas por mi con tal de no contar sus malditos secretos.

-Vayolet, mi hijo no es niñero y si es por lo que me acabo de enterar, no funcionará. Mi hijo es un desastre lo sabes, no puedes esperar que más fuego en la hoguera funcione.

-Lo sé, justo por eso necesito que venga, alguien tiene que cuidar sin ser un santo. Necesito combatir fuego con más fuego.

-Amor, Dominik, no va a aceptar, te odia desde que supo que saliste conmigo. Él cree que lo engañaste, no hará nada por ti. -me dijo de forma coqueta, como si a mi me interesara algo con él.

-Yo no salí contigo, tú me acostaste por años y si no quieres que mi padre lo sepa obligaras a tu hijo a venir. Esos niños tienen una amiga que le encantará a Dom, es parecida a mi solo que de su edad. Tal vez más joven.-dije suspirando mientras veía a Aleck caminar a mi. -Solo haz que venga, dile que es mi regalo por no corresponder su amor.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora