Capítulo 15

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Las mentiras son como las bolas de nieve


Vayolet

Llegue a mi departamento en cuanto entre me deshice de mis mis zapatos y volaron por algún lugar de la entrada. Deje mi bolsa en la primera mesa que encontré a mi paso, camine a la cocina directamente en busca de algo que me relajara, al llegar tome una botella de vino que por suerte tenía guardada.

Camine a uno de los cajones de las encimeras para buscar "la cosa tonta" que quita los corchos, después de muchas maldiciones y no poder abrirla por mi desesperación, lo logré, abrí la botella y no me tome la molestia ni de ser una dama, ni de buscar una maldita copa y solo me empeine la botella dándole un gran trago al dulce sabor del vino tinto.

—Lo siento madre, esto no lo hacen las señoritas, lo sé, ninguna de las cosas que hice el día de hoy lo hacen las señoritas.

Grite a la nada, estaba loca, de verdad que lo estaba, necesitaba relajarme, tal vez también necesitaba embriagarme y tener sexo con algún desconocido para olvidar el desastre que había logrado.

No, tengo una mejor idea, ¿porque no iba me embriagaba, tenia sexo con un desconocido y luego lo hacía mi falso prometido? ¡Claro que si!, sería una buena idea, una más a mi lista de buenas ideas.
Pero si hoy si que estas ingeniosa Vayolet Canpbell, hoy si que estas siendo inteligente. Me dije a mi misma como si eso no fuera aún más loco.

Volví a empinarme la botella y camine a la sala aún con la botella de vino en la mano y me puse a buscar mi celular, al encontrarlo camine y camine pensando que hacer. Caminaba en círculos intentando relajarme.

Al ver el celular recordé que lo había apagado para no recibir mensajes de Andrew o de un muy molesto Aleck. Encendí el celular porque tenía que hablar con alguien o distraerme así que simplemente bloquee a mis hermanos a mi madre y por supuesto a mi padre. Procedí a sentarme y volver a empinarme la botella de vino una vez más.

—¿En qué diablos te metiste ahora Vayolet? ¿Qué diablos estabas pensando?. Es que nunca puedes decir que no. Una cosa es mentir por necesidad y otra que esto se vulva patológico.

Me acosté en el largo sofá color gris claro. Y pensé en lo mucho que necesitaba a mis amigos. Probablemente si ellos estuvieron aquí yo no haría tantas idioteces. Aún que si soy realista siempre complicó mi vida con o sin compañía.

Dios como los adoraba y extrañaba con locura pero es muy difícil verlos. ¿En qué jodido momento se me ocurrío tener amigos modelos? Nunca van a estar en un solo lugar, por mucho que estemos en la capital de la moda, nunca van a estar de emergencia.

Mi celular sonó simplemente lo tome conteste y mire mi botella de vino que se encontraba a la mitad.
Me quedé meditando un momento, y no contesté nada simplemente llevé el celular a mi oreja.

—Bruja, bruja te estoy hablando ¿estas ahí?—Su voz me relaja un poco y en este momento solo quiero que apresca por la puerta y me distraiga con alguna locura o alguna chica a la que tengo que espantar.

—Lo he jodido todo—digo de forma automática y sin pensar mucho lo que diré o haré. Por que con Henry puedo ser una persona sin filtro. Me siento en paz con él.

—Bueno no creo que tanto como yo pero—Dice bromeando, apuesto esta sonriendo juguetón. —¿Qué paso?¿Acaso lo que escucho es tristeza?

—No te vayas a burlar—le advierto aún que sé muy bien que se burlara—Pero te necesito aquí ahora usaré todos los tequilas que me debes, es más quiero caballitos dobles.

—Bien, asesinaste a alguien y esperas que esconda el cuerpo o te desaparezca a ti porque tengo unos amigos que...—Dice rápido pero no estoy para sus juegos.

El Mujeriego Es Mi Prometido (editando) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt