ii. Oh my God! It's you...?

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CAPÍTULO II: OH MY GOD! IT'S YOU

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CAPÍTULO II: OH MY GOD! IT'S YOU...?

EL REVOLTIJO EN SU ESTÓMAGO comienza a ser fastidioso mientras Megha camina por los pasillos de su nueva escuela junto a su madre y el director

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EL REVOLTIJO EN SU ESTÓMAGO comienza a ser fastidioso mientras Megha camina por los pasillos de su nueva escuela junto a su madre y el director. Son apenas las ocho de la mañana y ya está odiando este día.

Estaba bastante entusiasmada por su nueva escuela, había planeado su atuendo desde la noche anterior, con accesorios y todo, había lavado su cabello  para que se viera brillante y bonito, pero mientras escuchaba algo de música y escribía en su libreta, su padre entró sin tocar la puerta y ella no logró ocultarlo.

La mirada inconforme de Kiran al ver el vestido y los zapatos altos que ella había luchado por combinar le hicieron entender a Megha que ella no usaría eso.

—No creo que sea un atuendo adecuado para la escuela Megha, quiero que lo cambies.

A ver, el ser por quince años la hija de su padre debió gritarle que no lograría hacerlo cambiar de opinión y que contradecirlo solo empeoraría las cosas. Pero aún así, aún así, algo dentro de Megha se cansó de tener que asentir todo el tiempo.

—Aquí hace mucho calor, papá. Además me gusta mi vestido, me siento cómoda con él...

Kiran no la dejó terminar.—Ninguna hija mía vestirá de esa forma tan...— sus palabras mueren, pero ella sabe que quería decir.—Recuerda a los muchachos, Megha, no busques que te hagan pasar un mal rato.

Eso fue todo, Megha literalmente no pudo hablar más por toda la rabia que tenía en su interior. Estaba segura de que si todo lo que pensaba salía de su boca, no solo sería castigada, sino que posiblemente la mandarían a un internado femenino.

¿Cómo pudo decir eso? ¿Que ella no buscara que le hicieran pasar un mal rato?

¿Acaso los chicos eran incapaces de tener un poco de decencia? ¡No había nada malo con su ropa! Si la gente no podía tener respeto por los otros, ese no era su problema. Quería seguir usando sus vestidos, su brillo labial y sus collares.

La conversación amargó a Megha durante toda la noche y parte de la mañana, mucho más cuando se vio obligada a usar una camiseta sobre su vestido con un blazer encima y zapatos bajos. Pero no le importaba, porque estaba cansada de tener que cambiar lo que a ella le gustaba para satisfacer la necesidad de su padre de hacerla ver cómo la chica perfecta.

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