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Narrador omnisciente: -CUAL ES LA EXCUSA AHORA!?- gritó su padre por décima vez.
-No tengo ninguna excusa padre.- le dijo la chica mirando al suelo.- Lo siento. -Con sentirlo no hará que seas alguien de provecho.- dijo su madre.
-Me esforzaré más, lo prometo. -Mas vale, si no sabes las consecuencias.- dijo su padre.- Ahora a tu cuarto.
Keira suspiró al llegar a su habitación, sus padres le habían dado la charla de cada año. La charla de cada día.
Al ver a Jerry saltando en su cama sonrió. Al menos no estaría sola durante el verano.
Ginny por otro lado estaba más diferente. Más callada de lo normal, más apagada. -La comida está servida chicos!- dijo la voz de Molly desde el piso de abajo.
La pelirroja bajó la última, tomando el asiento que quedaba libre y comiendo en silencio. -Cuando vendrá Keira? Le has enviando ya la carta?- preguntó su madre.
Los gemelos se miraron entre sí. Sin embargo no dijeron nada.
Ginny no contestó, solo miraba el plato. Pero faltaba uno...uno que no dudó en hablar.
-Ginny ha sido muy grosera con Keira mamá, deberías haberla visto..AHH MI PIE!- dijo puesto que George se lo pisó con la intención de que Ron se callara.
-Ginny...cariño, es verdad? Os habéis peleado?- preguntó Molly.
La pelirroja finalmente respondió. -SI PERO SOLO POR QUE ELLA NO LE IMPORTA NADA QUE TENGA QUE VER CONMIGO! ESTÁ CELOSA DE MI!
-Oh, sabes que no es verdad.- dijo Ron.- Keira siempre ha estado atenta contigo y te acompañaba a todos lados. Aquí el problema es que no has valorado su amistad.- dijo finalmente dejándolos a todos sin palabras.
-Y tú que sabrás!? Keira ha sido muy egoísta durante el curso, ni siquiera me explicaba nada!- dijo levantándose.
-A lo mejor es por que no la dejabas hablar...- dijo George. -O simplemente ella pensaba que era un estorbo para ti.- dijo Fred.- Dime, que sentirías si le explicaras algo que a ti te gusta a una persona importante y esta dice que son tonterías?
-Q-que? Cuando he dicho yo...- empezó la pelirroja pero George la interrumpió. -Claro que lo dijiste, en la primera prueba por ejemplo. Ella te estaba hablando de dragones y tú claramente le dijiste que eran tonterías. Estábamos allí Ginny, lo vimos todo.
Molly observaba a su hija, se notaba que le pasaba algo y ya había encontrado el porqué. -Chicos...ya basta.- dijo para que Ginny se fuera a pensar a su habitación.
La pelirroja entró en está dejando un portazo. Todos pensaban eso de ella? Realmente era así?
Entonces...Keira no tendría la culpa de nada.
Empezó a dar vueltas por la habitación, pensando en todas las ocasiones en las que no la había dejado hablar o simplemente la ignoraba.
Pero entendía el por qué...ella solo hablaba de Harry...no prestaba atención a lo que Keira le decía...
Rápidamente sacó un trozo de pergamino y empezó a escribir.
Le escribió una carta diciéndole todo y invitándola a la madriguera para arreglar las cosas. Keira merecía unas disculpas sinceras.
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Tocaron la puerta de la chica y rápidamente escondió a Jerry debajo de la cama. -Adelante!- dijo para que se abriera la puerta dejando ver a su madre con una carta en la mano.
-Ginny te ha escrito, te ha invitado a la madriguera pero estás castigada así que no irás, puedes decírselo tu misma si quieres.- dijo entregándole la carta.
Una vez había salido de la habitación, la chica, sin leer la carta aún, la arrugó y la tiró lejos.
No quería leer nada que viniera de Ginny. Lo había decidido, ya que no eran mejores amigas, debería centrarse más en sus estudios y las criaturas mágicas que si se preocupaban en ella.
No tenía tiempo para más drama.
Se sentó en su escritorio y empezó a leer la enciclopedia entera de criaturas mágicas volumen II.
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Habían pasado días y Ginny no recibía ninguna respuesta por parte de Keira. -Ginny! Baja! Ha venido Harry y Hermione!- dijo su madre.
La pelirroja bajó y los saludó a los dos. Pero en su mente aún pasaba su ex mejor amiga, las cosas no podían quedarse así.
Los gemelos se extrañaron al ver a Ginny tan relajada al lado de Harry. Sería que ya no le gustaba? -Muy extraño no crees?- le dijo Fred a George. -Crees que este pensando en ella?- dijo el gemelo menor.
-Si, definitivamente si.- respondió el otro.
Y no se equivocaban, Ginny no podía dejar de pensar en Keira y en como podía solucionar su error.
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El tiempo pasaba, y Keira se preparaba para su quarto año. Estaba lista para sacar las mejores notas. -Keira. Hemos pensado, por que no juegas quidditch?- dijo su padre de repente.
Estaban en la cena, y ellos nunca hablaban de nada, que su padre se dirigiera a ella le pareció extraño. -No lo sé padre, supongo que nunca le he dado importancia.- dijo sin mirarlo.
-Bien, he escuchado que jugar quidditch te da puntos extra, entrarás en el equipo, entendido? -P-pero no se montar en escoba...
Y esa no era la razón completa. Si entraba en el equipo no tendría tiempo de alimentar a sus amigos ni cuidarlos... -Me da igual.- dijo su madre.- Acaso nos dirás que no?
-No...digo que está bien, haré las pruebas... permiso.- dijo levantándose para irse a su cuarto.
Por qué no podía hacer lo que le hacía feliz? Por qué debía presentarse a algo que no le llamaba la atención? Era muy injusto.
Ella solo quería pasar tiempo con las criaturas, a las que consideraba sus amigos y la escuchaban y la entendían. Con los que la hacían feliz.
