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Namjoon sintió tensarse el hilo en su dedo, para después brillar un poco más rojo de lo normal. Nunca había visto algo así antes. En sus años de observación sobre su extraña habilidad, jamás había visto que el hilo de alguien más cambiara de tonalidad o que ésta se hiciera más brillantes. Entonces, ¿por qué ahora? Por qué ahora, que el cuerpo pequeño y cálido de Jimin por fin había encontrado su lugar bajo su brazo. Por qué ahora, que podía sentir lo correcto que era estar juntos. Lo natural que se sentía estar de esa forma. Como dos piezas de rompecabezas que por fin encuentran su lugar en el mundo y forman un todo más grande y más hermoso.


Namjoon no podía negar por más tiempo que su otra mitad era Jimin. No cuando sentía la atracción jalar de él con más fuerza cada vez que estaban juntos. No cuando sentía su corazón saltarse un latido cuando le sonreía con esa preciosa sonrisa de medias lunas. Con esa sonrisa que le abultaba las adorables mejillas y lo hacía verse incluso más joven, más hermoso. No cuando sentía las extra necesidad de estar cerca de él, de tocarlo, de abrazarlo... De quererlo.


No entendía como podía sentir todo eso y al mismo tiempo, su tonta cabeza pensar que estaba mal. Qué estaba haciendo algo mal. Que era incorrecto porque amaba a Yareli. Que era incorrecto porque Jimin también era un hombre. Que era incorrecto porque seguramente serían repudiados por la sociedad.


Pero... ¿Cómo algo que es incorrecto se siente tan bien? ¿Cómo algo que no debería ser, es? Porque sin lugar a dudas, por mucho que le gritara su cabeza que no era correcto, su corazón y el hilo atado a su dedo, le confirmaban una y otra vez que en efecto, no era correcto, era perfecto.


El hilo volvió a tensarse y a brillar en un rojo escarlata, con un halo casi neón. Era extraño, pero tal vez hubiese sido menos extraño si le hubiese puesto un poco más de atención a las intenciones de Jimin, quien rápidamente se apoderó de su regazo en un movimiento fluido y natural. Colocándose a horcajadas sobre él, con una sonrisa coqueta.


--Ups, creo que la sutileza está sobre valorada, Namjoonie.


Namjoon no pudo ocultar su cara de sorpresa. Esta otra cara de Jimin era... Interesante. Muy distinta al chico tímido, dulce y sonrojado que había conocido hasta ahora. Parecía un hermoso ángel caído, ahí sobre su regazo, con esa sonrisa sexy, los ojos brillantes con intenciones menos puras y los generosos muslos expuestos a su disposición.


Involuntariamente, sus manos encontraron su camino hacia la diminuta y delicada cintura de Jimin. ¿Cómo era que un hombre tenía un cuerpo tan curvilíneo y femenino y al mismo tiempo no lo era? Había una dualidad en él que sentían que lo absorbía completamente. Que lo atrapada en su pequeña y tentadora telaraña y no lo dejaba escapar por mucho que lo intentara. Sus manos amasaron la suave carne bajo sus dedos y se colaron por debajo de la camisa, tocando la piel caliente.


Los ojos de Jimin se oscureciero por el deseo y antes de tener tiempo a reaccionar, los labios del chico estaban sobre los suyos, firmes, suaves y esponjosos, buscando un camino para frotarse más cerca. El cerebro de Namjoon gritaba que lo detuviera, que parara en ese momento todo, que no era correcto hacer eso con un chico. Pero su cuerpo, que tenía otras ideas, acercó más el cuerpo de Jimin sobre el suyo y abrió la boca, buscando la ansiosa lengua del rubio, chupandola dentro de su boca para fundirse en una batalla húmeda y sensual. Sus manos, totalmente por su cuenta, se escurrieron por el cuerpo contrario como serpientes. Una acariciando hacia arriba, por el firme torso de Jimin, y la otra hacia abajo, introduciéndose en el pantalón corto del rubio, tomando posesión de la generosa nalga derecha, tocando y apretando, sintiendo el exceso de carne en sus dedos, sin poder atraparla toda.


Jimin gimió una súplica en su boca y comenzó a frotarse sobre él de forma circular, lenta y sensualmente. Namjoon sentía la mente embotada. Respondía a las necesidades físicas de Jimin con tanta fiereza, que se desconocía a sí mismo. Eventualmente la voz en su cabeza que le gritaba que era incorrecto, fue amordazada por los hilos del deseo. Sometida, callada y arrojada al fondo de su memoria.


Conectado a ti || NamMin By Kim© [PAUSA]Where stories live. Discover now