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Dedicado a Yarelinus



Namjoon escuchó la puerta de su habitación abrirse sin ser llamada con antelación y a una peli-negra menudita entrar a la habitación como ya era costumbre de ella desde que eran muy jóvenes.

La mirada de Namjoon se dirigió al dedo anular izquierdo de la menor, encontrandolo todavía vacío aún después de cinco años. Y es que a sus veinte, Namjoon había aprendido muchas cosas de su "habilidad especial", como él la nombraba para sí mismo, porque no, no se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Yareli aun que muchas veces estuvo tentado a hacerlo, siempre desistiendo al imaginarse cientos de escenarios negativos donde ella lo rechazaba por raro. Esos cinco años le habían enseñado muchas cosas sobre el hilo rojo y la falta del mismo en su dedo.

La primera, era que podía ver el hilo rojo de las personas que ya estaban conectadas, esas que habían encontrado su otra mitad como su mamá con su papá y como muchas otras parejas a su alrededor, sin importar si estas estaban casadas o no. La segunda, que no todos poseían un hilo rojo, como él mismo y como Yareli, pero eso no significaba que no estuvieran unidos a alguien por el destino. Y la tercera, que el hilo rojo solo aparecía en el momento adecuado, justo antes de conocer a esa persona especial en tu vida. Solo entonces el hilo se hacía visible, dando comienzo a esa unión astral y poderosa de la cual no había escapatoria.

Namjoon sabía ahora que él no estaba destinado a su mejor amiga y eso dolía como el demonio, pero no por eso la quería menos. No por eso dejaba de sentir lo que sentía hacia ella. Nada de eso había sido un impedimento para seguir amandola en secreto, incluso si en algún momento alguien más estaría con ella. Namjoon solo esperaba que esa persona se tardase en aparecer, así podría disfrutar y sufrir de su amor unilateral un poco más.

-¿Namie, estás listo? Si no te apresuras llegaremos tarde a tu Universidad.

La sonrisa en los labios de la peli-negra solo agitaba y contraía el corazón de Namjoon ante lo que estaba por pasar, haciendo que se deprimiera incluso más. Estaba por separarse de su mejor amiga por primera vez en ocho años. Era intolerable. ¿Qué si en ese año que no se verían tan frecuentemente ella encontraba a su otra mitad? ¿Qué si su amistad se enfriaba y lentamente se distanciaban? Ambas eran posibilidades muy reales. Le pasaba a montones de personas al rededor del mundo cada día y la sola idea estaba volviendo loco a Namjoon, haciéndolo pensar de más durante las noches, acortando sus horas de sueño hasta el punto en el que respirar durante el día era una tarea agotadora.

-Sí, sí, Yare. Ya voy.

Namjoon le regresó la sonrisa solo para no preocupar a su amiga y se levantó de la cama con pesar. Cada movimiento lento y deliberado, agotando rápidamente la paciencia de la menor.

-Ajá ¿y como para cuándo? A este ritmo vamos a llegar cuando yo me tenga que mudar ahí también.

Se quejó con un puchero adorable y frunció el seño, colocando una mano a cada lado de la cadera en un gesto claro de molestia. Luego de un minuto más en el cuál Namjoon no se había levantado de la cama del todo, cruzó los brazos a la altura del pecho, golpeteando con impaciencia su brazo izquierdo con el dedo índice derecho, un suspiro frustrado escapando de sus labios al tiempo que cambiaba de posición y se pasaba una mano por el largo y sedoso cabello.

-No es mala idea. Deja me acuesto a esperar otra vez.

Dijo acostándose otra vez en la cama, logrando que Yareli se acercase a la misma con su cara hecha una mueca de frustración y de un tirón en la mano, Namjoon la tenía recostada sobre uno de sus brazos, haciéndola gritar en el proceso.

Conectado a ti || NamMin By Kim© [PAUSA]Where stories live. Discover now