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Namjoon se sintió incómodo. El pequeño apartamento que ahora compartía con Jimin se sentía abarrotado con las cuatro personas que lo ocupaban, dos en el sillón y dos en la cocina frente a la sala. Pero lo que de verdad lo hacía sentirse incómodo era la tensión que irradiaba de Jimin y Yoongi, sentados en lugares opuestos en la pequeña habitación, tan lejos el uno del otro como era estructuralmente posible. Namjoon se había sentado en el sillón doble con Jimin porque éste le había suplicado con sus sinceros ojos castaños que le ayudará, que le salvara de la situación en la que estaba. Y, aunque no tenían más de una hora de conocerse, Namjoon no podía ignorar el dolor y la suplica en los ojos ajenos, así como no podía ignorar el lazo carmesí que estaba tejido en su dedo como recordatorio constante de a quien le pertenecía y quien le pertenecía a él aún si eso no era lo que había querido al principio.

Tampoco es que lo quisiera ahora, pero una parte de Namjoon no podía tener tan poco corazón cuando una persona le pedía ayuda de la forma silenciosa en la que lo había hecho Jimin.

Namjoon levantó su vista, hasta posarla en su mejor amiga al otro lado de la habitación, sentada al lado del peli-plata, de Yoongi. Se veía tan incómoda como él y Namjoon suspiró cansado. Sentía que iba a suspirar cada dos minutos por el resto de su vida a ese ritmo. Pero qué podía hacer realmente él para aligerar la situación. Namjoon no sabía porque Jimin había dejado entrar a Yoongi se le sentaba tan mal, ni porqué Yoongi había aceptado entrar en primer lugar si sus ojos reflejaban el mismo o tal vez más dolor que los de Jimin, aunque lo ocultaba mejor que el rubio. Todo se sentía como un terrible error para Namjoon, pues para él era obvio que ambos tenían una historia y que no había acabado de buena forma.

Namjoon sentía que todo se estaba complicando cada vez más con cada segundo que pasaba. Su otra mitad tenía una historia con la otra mitad del amor de su vida, la cual ya no podría ser. A la cual sin importar cuanto doliese tendría que dejar ir, aunque nunca hubiese sido suya para empezar. Le dolería más ser la causa de la infelicidad de Yareli. La ama, y porque lo hacía, la quería feliz, aunque no fuese con él.

-En tonces... Uh ¿Jimin? ¿Cuál es tu especialidad?

Dijo Yareli en un intento de aligerar la tensión en la habitación. Nunca había sido buena en esas situaciones y su instinto la impulsaba a tratar de hacer que los demás se sintieran mejor, Namjoon lo sabía bien. Y estaba agradecido de que lo intentara, aunque no estuviese funcionando tan bien.

-Uh... ¿Yo? Bueno... Pedagogía. Quiero enseñar y me gustan los niños.

Casi dijo en un susurro, sorprendido de que la atención se concentrara en él. Se le veía perdido en sus pensamientos y sus ojitos se veían ligeramente apagados con tristeza. Namjoon pudo ver ligeramente como Yoongi hacía una mueca ante el comentario de Jimin, como si se sintiera arrepentido de algo. Entonces como si Jimin se diese cuenta de algo, sus mejillas se tiñeron de rosa ligeramente y su seño se frunció de forma adorable mientras sus labios formaban un pucherito.

-No me llamaste oppa.

Afirmó mirándola confundido. Como cualquier coreano estaría de tener una conversación fluida con alguna chica menor que él, sintiéndose ligeramente ir respetado de alguna forma. En cambio Yareli soltó un gritito emocionado y saltando de su lugar se dirigió a toda velocidad a Jimin, tomando sus mejillas entres sus pequeñas manos.

-¡Eres tan adorable!

Casi gritó, haciendo el puchero de Jimin más pronunciado, quien amablemente apartó a la chica de sus mejillas y miró a Namjoon como buscando respuestas a sus dudas no pronunciadas. ¿Es tu amiga siempre así? pareció que preguntaban los ojos de Jimin, y Namjoon no pudo evitar darle una sonrisa apenada, mientras sentaba a la hiperactiva chica en su regazo. No pasando por alto la mueca de enojo en Yoongi ante el gesto de Namjoon.

-Yareli...

-Pero Joon... Es tan adorable y...

-Ya habíamos hablado de esto de n-.

-Sí, sí. No dejar mi lado latino salir con personas que no son familia porque los coreanos son más reservados y bla-bla-bla.

Le cortó la chica, haciendo un puchero mientras cruzaba los brazos sobre el pecho en un claro berrinche. Luego de unos segundo Yareli se relajó y volvió a sonreír como si nada pasara. Y Namjoon no pudo más que devolverle la sonrisa. Esa era una de las cualidades que más amaba de su mejor amiga. Se entusiasmaba rápido, sí también se enojaba rápido con ese temperamento volátil que se cargaba, pero perdonaba pronto, no mantenía rencores ni se mantenía enojada por mucho tiempo. Y Namjoon no pudo evitar darle un pequeño beso sobre la cabeza, como si fuera una niña pequeña.

Una rato después, cuando Yareli había regresado a su silla y había mantenido una corta conversación con el rubio a su lado y Yoongi y Jimin se había mantenido sin hablarse el uno al otro, Yoongi se excusó para rápidamente retirarse del apartamento no sin antes asegurarle a Yareli que se mantendría en contacto. Aparentemente habían intercambiado números después de su choque y caída en el primer piso. Y Jimin también se fue a su habitación, preocupando un poco a Namjoon ante las lágrimas no derramadas que podía ver en sus ojos.

Un poco más tarde, cuando Yareli ya estaba segura de que Namjoon estaría bien y todo estaba bien, ella también se marchó, abrazando efusivamente al alto moreno, mientras este sentía que su corazón se partía en dos ante la inminente despedida, mientras le devolvía el abrazo por más tiempo del que normalmente lo hacía y por tanto tiempo como su corazón se lo exigía. Y después de eso, Yareli también se fue, cerrado suavemente la puerta detrás de sí. El eco del ahora vacío apartamento instalándose profundamente en el corazón de Namjoon, haciendo eco de lo vacío que se sentía éste también.



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Horas más tarde el suave golpe de los nudillos de Jimin en su puerta llamó la atención de Namjoon otra vez, sacándolo de sus pensamientos sobre el futuro. La tímida voz del rubio amortiguada por la puerta que los separaba.

-¿Namjoon, tienes hambre? ¿Sigues despierto?

Preguntó inseguro Jimin del otro lado. Namjoon había olvidado que había accedido a cenar con Jimin antes de que toda esa incómoda situación tuviera lugar un par de horas atrás. Por lo que se colocó su camisa otra vez, la cual había descartado horas atrás sobre la silla de su escritorio y salió a la pequeña cocina, encontrándose con Jimin preparando la mesa con la comida ya hecha. ¿Cuándo lo había hecho? Se preguntaba Namjoon con una ceja arqueada, mientras los veía moverse de aquí para allá como si estuviese acostumbrado a eso. Aunque viendo la reacción que había tenido ante Yoongi tal vez lo hacía.

¿Habrán vivido juntos? ¿Se habrán separado por algún engaño, algún problema? se preguntó a sí mismo mientras veía como Jimin terminaba y se daba la vuelta con una sonrisa en sus labios que no alcanzaba a llegar a sus ojos. Ojos que todavía se veían ligeramente hinchados por las lágrimas.
Y aunque no se conocían de nada, Namjoon no pudo evitar sentir pena por él. Pena por lo que su otra mitad habrá sufrido en el pasado.


¿Cuánto dolor se oculta detrás de tu angelical rostro, Jimin? Se preguntó Namjoon mientras se sentaba a la mesa a comer silenciosamente con el rubio frente a él.





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Se que se siente pesada y tediosa esta historia, pero apenas está comenzando. No puedo simplemente saltar al NamMin así nada más solo porque son destinados. Ambos todavía aman a personas diferentes y, auque está esa atracción innegable de las personas destinadas, solo se conocen de unas horas, por Dios.

Solo puedo decir que el NamMin ya viene, por lo que haré algunos saltos pequeños en el tiempo para poder desarrollarlo.

Les amo.

-Kim

Conectado a ti || NamMin By Kim© [PAUSA]Where stories live. Discover now