Six

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Selva Tropical.

Megumi, despierta gatito—.

El chico de ojos azúl marino, se encontraba dormitando en los asientos traseros del auto con la cabeza recargada en el vidrio polarizado. Megumi al oír leves susurros roncos cerca de su oreja y sentir pequeños pinchazos en la cintura, removió su postura con pereza frunciendo el ceño ligeramente, debido a la molestia de que alguien interrumpió sus cansados sueños.

Después de unos cortos segundos, abrió lentamente los párpados adaptándose poco a poco a la vista de su alrededor, cuando asimiló su entorno el semblante molesto cambió de inmediato a uno de confusión al observar a dos tipos vestidos con trajes negros, sentados en los asientos delanteros y uno de ellos conduciendo.

Megumi giró el rostro hacia un lado buscando al dueño de la voz anterior, Sukuna lo observaba con aquellos intensos ojos escarlatas y con una sonrisa ladina, algo común en el alfa. El omega antes de que pronunciara palabras, el alfa tigre se adelantó a decir.

—Casi llegamos, aunque no quería despertarte, pero...pensé que te gustaría el paisaje—.

Sukuna mencionó con un extraño tono de voz bajo, haciendo descolocar a Megumi por la inusual actitud del alfa aunado a la rara expresión nostálgica pintada en el rostro de éste último.

El azabache, aún ajeno de la situación y sin comprender en absoluto lo que sucedía en ese momento, no respondió. Sin embargo, a causa de las palabras dichas por el alfa, giró su rostro con curiosidad percatándose de que la ventana donde antes se encontraba recargado, comenzó a bajar automáticamente permitiendo así poder observar a las afueras del auto.

La luz caliente del sol teñida en una mezcla de colores naranja y amarillo coló por la ventana, Megumi se acercó a la puerta del auto y asomó la cabeza para apreciar anonadado, el extenso río de aguas tranquilas que yacía por debajo del puente que cruzaban.

El abrazador sol de la temprana tarde resplandece con furor en los cielos azules y Fushiguro notó; que los botes, lanchas o canoas de pescadores se alejaban desapareciendo de la vista a medida que avanzaban.

—Estamos en el límite de la frontera con la zona urbana. Por ello, los pescadores no pueden ir más allá de lo que tienen permitido—.

Sukuna explicó ese hecho, sin importar que el omega realmente se esté preguntando acerca de eso o no. Megumi por su parte solo continuó observando el río estando maravillado, cabe decir que nunca obtuvo la oportunidad de cruzar el puente sobre el río que separaba ambas zonas y ni siquiera logró visitar las fronteras de la ciudad, porque estas son estrictamente custodiadas por los militares que prohíben el turismo en ese lugar.

Conforme pasaron los minutos, Megumi se percató de que una inmensa arbolada de diversas plantas con diferentes tamaños decoraba en un vibrante y oscuro verde las costas del río, anunciando el fin del recorrido por el puente.

—Líder, llegamos—.

—Bien, llama a un marinero y que traiga la lancha fluvial—.

Luego de oír esa orden dictada por Sukuna, Megumi entró de golpe en la realidad recordando el porqué se encontraba en ese auto siendo escoltado, con Sukuna a su lado, y a dónde se dirigían.

Megumi vagó por los recuerdos de una semana atrás, en aquella tarde recibió una llamada hecha personalmente por Toji y la razón fue para citar su presencia en la oficina de la villa Zen'in.

En un principio, estaba completamente confundido por la repentina llamada de ese hombre debido a que éste nunca tomaba la iniciativa de comunicarse con su hijo, solo en casos de que ameritara contactarlo lo hacía únicamente a través de ese tipo raro de cabellos blancos.

SAVAGE EYES (SukuFushi)Where stories live. Discover now