Ten

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El silencio reinaba en el salón, los representantes de los clanes aliados se miraban entre sí con los nervios de punta sin atreverse a decir ni una sola palabra, teniendo al mismo tiempo la incertidumbre a flor de piel.

El rostro de Sukuna se encontraba inexpresivo, pero aún así, los invitados presentes estaban a la espera de alguna reacción intimidante y aterradora por parte de éste, poseían la certeza y la seguridad de que el presidente alfa del senado salvaje castigaría de inmediato al chico rebelde que obtuvo la osadía de cometer semejante falta de respeto.

Sin embargo, para la grata sorpresa de todos, nada de ello sucedió.

Salgan—.

La fuerte, altanera y autoritaria voz de mando del alfa tigre, hicieron que los líderes alfas se levantaran de golpe por reflejo e inercia de los asientos con la intención de marcharse, acatando obedientemente a la orden dictada. Pero antes, se aseguraron de hacer una gran reverencia a la presencia de Sukuna sin importar que éste último los haya ignorado completamente, para luego proceder a huir del salón con disimulo.

El alfa tigre en ningún segundo apartó los orbes escarlatas de los ojos marinos llameantes, el semblante serio del rostro de Megumi junto a las mejillas y orejas pintadas de rojo, gritaban a los cinco vientos que se encontraba hirviendo de la rabia. Así mismo, el leve temblor en su esbelto cuerpo y los repetidos revoloteos de esas hermosas pestañas, son evidencia de ello.

Sukuna recargó el peso de su cuerpo en la orilla de la mesa posicionada detrás de su espalda, para luego cruzar los brazos por encima de su pecho con una sonrisa pícara dibujada en el rostro.

—¿Qué es tan gracioso?, pedazo de sociópata—.

Megumi gruñó despectivamente cuando observó al estúpido alfa sonreír cínicamente, tomando aquella situación por divertida y actuando con indiferencia.

—Nada en especial, pero causa gracia la manera en que pareces una mamá regañando a su cría y yo, soy ese cachorro. Así que bien mamá, ¿hice algo malo?—.

El alfa tigre expresó con burla y cinismo, aquella habitual forma de hablar que hacía un tiempo el azabache había dejado de oír y que ciertamente, nunca más deseaba escuchar.

Mucho menos en esa precisa ocasión, debido a que esa conversación pendía de un hilo de un sinnúmeros de cambios que podrían significar un antes y un después, en la supuesta relación que ambos mantenían.

—¿En serio eres capaz de preguntar tal cosa tan descaradamente?, ¿acaso estás en tus cinco sentidos para siquiera razonar antes de pronunciar estupideces en momentos severos como este?—.

El azabache resaltó e hizo énfasis en cada palabra para cerciorarse de que el alfa tigre se encontrara cuerdo y no demente, realmente guardaba el temor de que los rumores que alguna vez había escuchado sobre la atroz crueldad que poseía el alfa, sean la mera y triste verdad.

—¿Qué quieres que diga? "lo siento por haber matado a unos cuantos de mis súbditos"—.

Sukuna mencionó con desdén mientras que torcía los labios en un gesto sarcástico, sin lograr medir las hirientes palabras que hicieron sentir a Megumi nuevamente culpable.

—No quiero que digas esa idiotez, porque un perdón no resucitará a esas personas que eran completamente inocentes. Así que, antes de que pierda la cabeza, solo quiero tratar de entender, ¿por qué diablos los mataste?—.

El omega intentó mantener intacta la firmeza en su voz, evitando a toda costa que las cuerdas vocales se rompieran.

Megumi—.

SAVAGE EYES (SukuFushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora