Eight

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Megumi observó de manera pensativa el calendario posado sobre el pequeño escritorio situado en la habitación del alfa, tomó un marcador de color rojo para luego tachar uno de los siete días de la semana.

Había transcurrido exactamente una semana desde que llegó a la selva tropical y se integró como nuevo miembro del Clan Ryomen, justamente en esos días debe presentarse su celo que ha estado atrasando a propósito, dentro del marco de sus posibilidades.

"¿Cuánto tiempo tendrán efecto los supresores?" se preguntó a sí mismo, Megumi.

Los supresores que ingieren los cambia formas omegas poseen el efecto de suprimir el ciclo de calor durante ese período, haciendo de este menos doloroso en caso de que el omega no se encuentre emparejado con algún alfa.

Además, las pastillas supresoras pueden utilizarse previamente al celo, con la finalidad de retrasar ese período unos pocos días adicionales. Aunque, los ginecólogos no recomiendan en absoluto esta práctica, debido a que existen altas probabilidades de que ocurra un descontrol en el ciclo de calor, siendo esto perjudicial para el omega.

Megumi se encogió de hombros cuando recordó las consecuencias de consumir inadecuadamente los supresores, restándole importancia mientras bebía una pastilla con ayuda del vaso de agua.

Por desgracia, debido a la situación en la que se encontraba tenía que priorizar la precaución por encima de la salud, porque sí bien es cierto que ha comenzado a formar un vínculo cercano con el estúpido alfa, aún conservaba la incertidumbre de que Sukuna podría deshacerse de Megumi en cualquier momento, cuando el alfa tigre esté exhausto de jugar.

El riesgo de ser marcado para luego ser abandonado a la suerte, es peligrosamente latente.

El azabache suspiró perdido en sus pensamientos, luego concentró su atención de nuevo en la hoja de papel en blanco posada sobre el escritorio, con unos bolígrafos de colores posicionados a los costados.

Megumi sonrió divertido por el hecho de sentirse en la época medieval, donde las comunicaciones eran realizadas por medio de cartas escritas a puño y letra con tinta negra, a causa del desconocimiento de la tecnología avanzada que hoy en día reinaba en el mundo actual.

Ciertamente los teléfonos celulares son inútiles e inservibles en la zona natural, debido a la ausencia de señales telefónicas en aquellas tierras, siendo de esa manera imposible comunicarse con el otro lado de la frontera, sumado a las millas de kilómetros que separaban ambas zonas.

Por ello, la única forma de mantener comunicación con Zen'in es a través del método antiguo, haciendo uso de la mensajería por cartas. Aunque, a esas alturas dudaba mucho del funcionamiento eficiente y eficaz de ese método.

"Mierda, esta es la quinta carta que escribo y aún no he recibido respuesta", pensó Megumi irritado.

Durante esa semana, había escrito un total de cuatro cartas y ninguna de ellas recibió respuesta, cabe mencionar que la mayoría del contenido de las cartas trataba de Tsumiki y de su estado crítico, siete días transcurrieron desde que llegó a ese lugar y nadie de la familia Zen'in cedió información con respecto a la salud de su hermanastra, así que obviamente ese hecho carcomía sus nervios de preocupación.

"Ni siquiera el maldito de Toji, ha tenido la dignidad en contactar por medio de ese tipo con gafas hippie", pensó Megumi.

Unos fuertes pasos resonaron cerca de la habitación principal, indicando que el alfa tigre había llegado de unas largas horas de trabajo. De hecho, en todos los días de esa semana Sukuna se mantuvo ocupado con unas supuestas reuniones del cenado salvaje, aunque sabía que el alfa realmente estaba haciéndose cargo del incidente que sucedió en aquel manantial.

SAVAGE EYES (SukuFushi)Where stories live. Discover now