Twelve

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En medio de la frondosa selva existía una pequeña laguna de aguas tranquilas, ubicada al sur del territorio de los cambia formas tigres y se encontraba rodeada de una pulcra arena dorada. Los altos árboles y las distintas plantas se encargaban de mantener oculto a ese relajante lugar, donde la maravillosa luna llena iluminaba con fulgor aquel despampanante paisaje.

Sobre la arena, dos amantes empezaron a convertirse en un desastre carnal mientras que despojaban sus ropas desesperadamente, con las ansias de fundirse en uno sólo corriendo a millón por sus venas.

Los dos cambia formas se encontraban dispuestos a unirse debajo de la luna llena para recibir la sagrada bendición de esta, con el propósito de vincular sus futuros en un lazo del destino por el sello de una marca, siendo de esta manera imposible romper la unión entre ellos.

—¡Sukuna!...espera...—.

Megumi llamó entre jadeos y cortas respiraciones, mientras que sus labios son succionados con fuerza y avidez por los labios del alfa. A su vez, Sukuna se encargaba de ahogar las palabras del hermoso gatito al introducir su lengua con descaro en la cavidad bucal de éste último, para saborear cada parte insistentemente.

El alfa tigre soltó los labios rosados con un leve mordisco juguetón para descender su boca hacia el mentón del omega, recorriendo un camino de húmedos y ruidosos chupones sobre la manzana de Adán; luego detuvo sus labios durante unos cortos segundos en las pronunciadas clavículas para morder la piel de estas con entusiasmo, y depositar en esa zona unas relucientes marcas rojas y púrpuras que posiblemente tardarían días en desaparecer.

El azabache inclinó la cabeza hacia atrás, al mismo tiempo que cerraba los párpados con fuerza y su cuerpo se estremecía por los exquisitos besos del alfa, adoraba la excitante sensación de su piel siendo chupada y marcada por aquellos feroces labios que demostraban pleno deseo en sus toques sensuales.

Cuando menos esperó, Megumi se había percatado de que las ropas que vestían a su cuerpo fueron arrancadas y despedazadas por las afiladas garras del alfa, al igual que la túnica que cubría el marcado cuerpo del contrario fue tirada en algún lugar de los alrededores.

El delirio y una creciente emoción afloró en Megumi cuando observó la piel bronceada repleta de franjas negras que relucía brillantemente, debido a luz azúl que bañaba cada pedazo de aquel fornido y musculoso cuerpo que poseía Sukuna. La gloriosa desnudez de ese hombre inevitablemente, provocó en el azabache un intenso anhelo de querer rasguñar con sus uñas aquella ancha espalda, arañar aquellos venosos brazos y acariciar con esmero aquellos duros pectorales.

"Quiero hacer de este hombre mío, solo mío", pensó Megumi posesivo.

—Devoraré todo tu ser, Megumi Fushiguro.

Aquella excitante y ronca voz que arrastraba las palabras, fue el detonante para explotar el placer de su cuerpo; un exorbitante calor quemó cada poro de la piel sonrojada, haciendo que Megumi temblara con descontrol debido al deseo carnal de ser reclamado y tomado por Sukuna.

El alfa tigre olfateó en el aire un abrumador y delicioso aroma que desprendía del azabache, anunciando con vehemencia que el celo de éste finalmente se estaba presentando. Ese hecho, había sido la gota que desbordó el vaso de auto control que trataba de mantener intacto, así que Sukuna tiró por la borda la paciencia y la cordura sin pensar en las consecuencias.

Perdido en la lujuria, Sukuna mordisqueó chupando con rudeza las dos pequeñas protuberancias de carne rosada que se realzaban en un pico erizado, para luego dirigir el camino de besos húmedos hacia el suave abdomen que lucía unos tiernos abdominales ligeramente trabajados.

SAVAGE EYES (SukuFushi)Where stories live. Discover now