03 | El error

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Como todos los días Beomgyu se montó en el autobús que iba hacia el instituto, escogiendo su lugar favorito, detrás del todo. Ese sin duda era el mejor lugar para sentarse en el vehículo debido a que tenía una vista panorámica de todo el espacio, aunque como siempre tan solo una persona captaba toda su atención.

No sabía si era su imaginación, pero últimamente veía a YeonJun algo desanimado, sin esa sonrisa segura que creía que lo caracterizaba, sin los pequeños bailes que hacía al escuchar música en su asiento.

Tampoco es como que lo conozca para saber si en verdad le ocurre algo.

Por primera vez dibujó al mayor con un gesto decaído en las páginas de su cuaderno, escribiendo al lado de la ilustración "¿Estás triste? Ojalá pudieras contarme que es lo que te ocurre. Podría intentar ayudarte (...)".

Había perdido la cuenta de las veces en las que trató de armarse de valor para ir y hablar con él, tan solo presentarse, pero nunca lo conseguía, quedándose tan solo a unos pasos del más alto, con las palabras en la punta de la lengua. Odiaba la forma idealizada en la que le habían vendido las historias de amor adolescente, todo era más complicado de lo que parecía. Nunca le habían hablado del agobio que se apoderaba de él cuando estaba cerca de Yeonjun, de cómo se estresaba cuando lo escuchaba hablar y su corazón comenzaba a palpitar más rápido. Y cómo explicar su repentina afición por el voleyball, poniendo excusas tontas para que Taehyun lo acompañase a los partidos para no parecer un completo acosador.

Soy un acosador lo mire por donde lo mire.

Se bajó del autobús después de que Yeonjun y otros estudiantes lo hiciesen, encontrándose con Taehyun en la entrada del instituto. Se tiró sobre el sin ni siquiera pensárselo, con una gran sonrisa adornando su cara.

— Buenos días, Tae — saludó alegre, agarrando el libro que su amigo anteriormente sostenía entre sus manos—. Las clases no han comenzado todavía, ¿qué haces siendo tan productivo ya? ¿No ves que haces que me sienta mal?

Solo recibió una ligera risa cansada por parte del contrario y una ceja alzada, como si estuviese esperando a que Beomgyu se diese cuenta de algo. Pero la verdad es que por la mente del castaño no estaban apareciendo demasiadas cosas en esos momentos, tan solo lo cansado que parecía Taehyun, con pequeñas ojeras ensombreciendo sus ojos.

— Tenemos un examen a segunda hora, genio — le recordó, recuperando su libro de los brazos de su shockeado amigo—. Te has olvidado — afirmó al ver su cara, siendo incapaz de no soltar una risa. A veces Taehyun deseaba poder ser tan despreocupado como Beomgyu, pero era imposible con la meta que tenía cuando acabase el instituto.

La mañana transcurrió tranquila, con Beomgyu estudiando a escondidas durante la primera hora, con el rostro tan pálido que incluso algún compañero le preguntó si se encontraba mal o iba a vomitar, para poder apartar sus cosas antes de que lo hiciese. Un examen desastre más tarde los dos amigos se encontraban charlando despreocupados, Beomgyu bastante más activo que su amigo, el cual parecía que iba a dormirse sobre la mesa en cualquier momento. Fue entonces cuando el castaño se acordó de un detalle de vital importancia.

— Eh, Taehyun, despierta y escúchame con atención — comenzó a zarandear uno de los hombros de su amigo pelinegro, el cual intentaba leer un libro pero era incapaz de concentrarse con Beomgyu al lado—. Necesito que me hagas un favor súper importante, ya sabes, de esos de vida o muerte.

— Como me pidas que te vuelva a cubrir para faltar a educación física, no cuentes conmigo — respondió de inmediato, sin ni siquiera mirar a Beomgyu a la cara.

Un gesto ligeramente molesto cruzó el rostro del contrario, arrugando la nariz algo indignado—. Eso ocurrió tan solo una vez — farfulló pellizcándole el brazo—. Va en serio, necesito que me guardes el cuaderno esta tarde...

Aquello hizo que Taehyun se girase hacia él sin poder ocultar su sorpresa, ese cuaderno era la vida de su mejor amigo, su posesión más preciada y privada, ni siquiera el tenía permiso de abrirlo para ver los dibujos que se pasaba haciendo durante todo el día. Siempre que se acercaba al famoso cuaderno podía notar la mirada del contrario en su nuca, advirtiéndole de que ni siquiera podía tocarlo sin que hubiese repercusiones no muy agradables para él.

— ¿Ha pasado algo? ¿Acaso te van a ingresar en el hospital o algo así?

Se pasa.

— No, estúpido — reprochó Beomgyu mientras sacaba el cuaderno de su mochila—.  Tengo que acompañar a mi primo pequeño a clases de natación cuando salga del instituto. No quiero jugármela y que el cuaderno se moje y se estropee — fue diciendo, agobiándose a medida que las palabras salían por su boca, como si se estuviese imaginando la situación.

Taehyun no pudo evitar esbozar una leve sonrisa, pensando que él era el único afortunado en el que Beomgyu confiaba para guardarle su tesoro.

— Claro que puedo guardártelo, es solo una tarde, mañana ya lo tendrás de vuelta —respondió con calma mientras extendía sus manos hacia el objeto, viendo como el contrario lo miraba de forma reacia. Tras unos segundos de debate mental el castaño dejó el cuaderno sobre las manos de su amigo, con las cejas juntas y los labios aplastados—. Tranquilo, no lo abriré y no sufrirá ningún rasguño —añadió con algo de cansancio.

Beomgyu quería preguntar que era lo que había hecho su amigo para parecer un muerto viviente esa mañana, pero sabía que le iba a mentir para no preocuparlo, así que decidió no decir nada, intentando ser más silencioso el resto de la mañana.

Después de una mañana de clases y continuas advertencias por parte del castaño de que tuviese cuidado con su cuaderno, Taehyun fue hasta la parada de buses, notando como el cansancio comenzaba a pasarle factura. Se había pasado la noche estudiando, ya que, al contrario que su despistado amigo, el tenía una meta que cumplir y solo podía exigirse lo mejor.

Entraré en esa carrera.

Pensaba adormilado una vez que estuvo sentado en el bus, abrazando el cuaderno de Beomgyu, el cuál había estado tentado a abrir pero no llegó a hacerlo, y su tarjeta de identificación del instituto que no dejaba de caerse de su chaqueta.

Antes de que se diese cuenta ya se había quedado profundamente dormido, con su mente poniéndose en su contra. Tuvo un sueño estresante, el cual le mostró cosas que nunca le ocurrirían despierto. Pero los sueños siempre parecen reales cuando estás dormido.
Abrió los ojos alterado cuando llegaron a su parada, con la respiración ligeramente acelerada, sin poder dejar de pensar en lo que acababa de soñar. Tener una pesadilla justo aquel día, en aquel bus, pudo ser mala suerte o el destino, pero al salir del vehículo con rapidez antes de que se cerrasen las puertas no fue consciente de que dejaba en el asiento su tarjeta de identificación y el cuaderno de Beomgyu.

____________ Fin del tercer capítulo.

estoy de vacaciones de verano!
aka las vacaciones más largas
de todo el año, un aplauso¡!

Ahora que estoy libre de
la universidad intentaré
ponerme al día con las actus
de todas mis historias,
estad atentos. ''

No os olvidéis de que si
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por el nombre de @depravia

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