01 | Crush

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El autobús iba dando tumbos, como si estuviese intentando pasar por cada uno de los baches que había en la carretera. No estaba exagerando, su estómago había comenzado a revolverse por las continúas turbulencias; y eso sin contar el olor a humanidad que dejaban algunos pasajeros.

El castaño al menos daba las gracias porque el transporte no estuviese lleno, cuando eso pasaba era un sálvese quien pueda. Además, teniendo en cuenta que siempre iba dibujando, era un auténtico incordio no poder sentarse en algún lugar.

Normalmente garabateaba en su cuaderno todo aquello que le llamaba la atención, desde las gotas de lluvia deslizarse por la ventana del bus, hasta los grandes edificios de Seúl. Y aquel día, el día en el que todo comenzó, un hombre de mediana edad estaba ilustrado sobre las páginas rugosas de su cuaderno. No lo conocía, tan solo era un señor que hablaba con el conductor.

Pero su vista se alejó de él cuando un chico, de su edad o cerca, entraba al autobús.

Muchas personas dicen que el amor es maravilloso, que cuando te enamoras de alguien tu vida da un giro de trescientos sesenta grados y tu centro de gravedad pasa a ser esa persona.

Para Beomgyu, enamorarse fue mucho más violento. Dolió. Fue como si el autobús le hubiese pasado por encima, como una sensación que oprimía su pecho hasta dejarlo sin aire.

Así es como se siente que tu centro de gravedad cambie.

Beomgyu siguió al chico con su mirada, cómo este se sentó en uno de los lugares vacíos del transporte y se puso a escuchar música en su móvil, con los auriculares puestos. Ese fue el primero, de muchos dibujos, que el castaño hizo del contrario.

Nunca creyó en el amor a primera vista, por lo que intentó darle otro significado a esa sensación que tuvo la primera vez que lo vio. ¿Atracción quizás? Al fin y al cabo no era lo mismo que el amor -además el chico era guapo, así que tenía sentido-.
Pero no. Por suerte, o por desgracia, una coincidencia hizo que Beomgyu asimilase que aquello si que era amor.

Iban en el mismo bus todos los días de lunes a viernes.
Llevaban puesto el mismo uniforme.
Estudiaban en el mismo instituto.

Cada vez que lo veía entrar al vehículo, el corazón del castaño parecía bombear más sangre, sus orejas comenzaban a ponerse rojas y sus manos picaban por ilustrar al mayor en las páginas de su cuaderno.

No tardó demasiado en averiguar cosas sobre él. La clase a la que iba, al parecer era más mayor que él; el número de amigos que tenía, era bastante popular; y su nombre.

Yeonjun.

No le dijo a nadie de quién se había enamorado, ni siquiera a su mejor amigo. Podrían pensar que era un bicho raro, que no te puedes enamorar de alguien sin conocerlo. Pero el castaño estaba muy seguro de lo que sentía.

Admiraba a Yeonjun. Su valentía, que le diese igual llamar la atención, tanto con su peinado, su estilo único o cómo daba un paso al frente para ayudar a cualquiera que lo necesitase. No le extrañaba que fuese tan popular, era un chico que brillaba, feliz, y las personas así son cómo imanes -otra razón más por la cual Beomgyu pensaba que no tenía ninguna oportunidad-.

Beomgyu parecía todo lo contrario al peliazul. No solía llamar la atención, cualquiera pensaría que era un chico callado y tímido, aunque distase mucho de ser una persona así. Probablemente nadie aparte de su mejor amigo se había tomado la molestia de conocerle bien, profundizar en la personalidad del castaño, saber que era charlatán, que se entusiasmaba con facilidad o que era muy ruidoso.
¿Pero quién se iba a esperar que Beomgyu fuese una persona así? En clase siempre se sentaba en una esquina, sin hablar y dibujando en las hojas de los libros.

— Deberías intentar socializar un poco— recordaba que le había dicho un día su mejor amigo —. Si te lo propusieses, podrías llegar a ser muy popular, tienes el tipo de personalidad que hace falta, y es una pena que nadie más lo sepa.

Pero no tenía suficiente coraje. No estaba preparado para las posibles críticas o para el rechazo.

— Me basta con tenerte a ti, Taehyun. — había respondido él.

Un día se armó de valor, y a riesgo de que su amigo se riese de él, se lo dijo, le habló del chico al que llevaba un año observando -claro que se ahorró el detalle de cuánto tiempo llevaba interesado en él, para no parecer un psicópata-.

— Creo que me he enamorado— fue claro y conciso, y probablemente no fuese la conversación más indicada para tener camino a casa, pero iba a explotar si no se lo decía. Confiaba en Taehyun, habían sido amigos desde que tenía memoria.

— Un crush— adivinó el contrario con una sonrisa en sus labios. Era un chico calmado, sacaba buenas notas, le caía bien a los profesores y a los alumnos, era delegado. Un estudiante modelo, y lo más importante, un buen amigo.

— Sí— respondió casi instintivamente Beomgyu, sin poder evitar sonreír al imaginarse a Yeonjun en su cabeza. Pero de repente puso una mueca, planteándoselo mejor—. Algo más fuerte.

____________ Fin del primer capítulo.

Bueeeno, se que no es muy largo. La verdad es que he empezado nuevo cuatrimestre en la universidad, y apenas tengo tiempo para escribir.
Pero estoy ilusionada con esta historia asi que lo he intentado.
Me he quedado contenta con
el resultado uwu

¿Qué pensáis vosotrxs?

oS JAMO!

The Sketchbook | Yeongyu.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن