𝗇𝗎𝖾𝗏𝖾

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Olivia

— Dime que invitaste a poca gente.

— Yo le dije al Bruno que la wea era piola — dijo la Alessia — Pero tampoco le puedo negar la entrada a nadie — se encogió de hombros.

— Tan caritativa que eres — rodé los ojos.

— Como una monja —sonrió— si hasta a tus hermanos voy a dejar entrar.

— No son mis hermanos.

El Sirius paso corriendo hasta la puerta y ladro como loco.

— ¡Sirius Black! ¡compórtate hijo! — le grito la Alessia mientras lo seguía.

Yo de verdad preferiría encerrarme en la pieza de la Alessia con el Sirius y dormir hasta el lunes.

— ¿Trajeron su trago? — les pregunto la Alessia antes de abrir por completo la puerta.

Todo el weonaje entro desesperado a la casa, la Alessia les hacía señas para que pasaran al comedor.

Yo los ignoré a todos y me fui al segundo piso, no quería hacer vida social. Además no se porque me dolía tanto la cabeza, la Alessia me dio paracetamol y ni aun así no me paso.

Apague todas las luces para que nadie cachara que estaba aquí, aunque no estoy sola, estoy con el Sirius que me tiene calentita las piernas donde me esta usando como almohada.

— Olivia turutturutu, Olivia tuuu — escuche el canto de la Alessia acercándose a la pieza, esta weona disfruta cantarme la intro de la Olivia.

Aunque no cualquiera tiene una caricatura con su nombre, superen eso.

— Llegaron tus hermanos — aviso y se tiro en la cama — Oye, ¿te molestaría si te digo que él Fredy esta rico?

Sabía que esta momento llegaría, él Fredy no es para nada feo, es buen guapo el niño, pero es eso un niño.

— Asalta cunas.

— ¿Pero te molesta?

— Nopo, es wea dé ustedes dos — dije — además si estai con él seriamos cuñadas — la webie.

— Ah te cachai — se rió y se paro de la cama para ir a la puerta — Ya te dejo, si te sentis mejor bajas — me tiro un beso.

Me acosté en su cama y en mi celu me puse a ver una serie, al terminar un capítulo la pantalla en negro me mostró mi desastrosa cara. Me veía realmente enferma, aunque ya no me sentía tan mal.

La puerta se abrió de golpe, me sobresalte altiro pero me tranquilice al ver a Bruno.

— Sorry pensé que era el baño.

— Los baños están abajo — dije, bloquee mi celular y lo guarde en el bolsillo de mi poleron.

— ¿Encerio? — entro a la pieza y cerro la puerta con suavidad.

— ¿La Alessia no te dijo?

— Nop.

— ¿Nada? — levante una ceja, estoy segura que la Alessia no los dejaría subir.

— Bueno, tal vez lo mencionó mientras yo subía la escalera — se apoyo en el escritorio de la Alessia que estaba a unos pasos de la cama.

Picao a flaiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora