𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝖽𝗈𝗌 | 𝗉𝖺𝗋𝗍𝖾 1

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Dean

Pasaba por todos los canales pero no había ninguna película para mirar. Puras novelas turcas que ya van como por el capítulo mil.

Ya había almorzado, había lavado la loza y él Julian aun no llegaba. Le voy a regalar un reloj para su cumpleaños al weonsito.

— ¡Arre caballo! — grito alguien fuera de mi casa.

¿Caballo? ¿quien va a andar en caballo aquí?

Me pare para mirar por la ventana, moví un poco la cortina y vi al Julian con cara de asustado. Corri para abrirle la puerta, estaba parada como un poste con una cara de asustado.

— Perdón — dijo y dio un paso al lado dejando ver esa gran cabellera que nunca se peinaba.

¿Que hacen aquí?

— Hola — me saludo la Olivia con una sonrisa inocente.

— Pasa — le dijo él Julian, me hizo aun lado con su brazo y entraron los dos.

Aun no entendía que hacían aquí.

Él Julian sentó a la Olivia en el sillón y esta se quedo mirando la alfombra como si estuviera en el medio viaje.

— Me das contexto porfa — le susurre.

— Comió del quequito que anda rondando en el liceo —explico— la peor wea es que no había comido nada y tampoco quiere comer.

¿Esta es weona o se hace?, como se le ocurre hacer esa wea.

— Bueno tampoco le voy a encajar la comida — me encogí de hombros— que coma cuando tenga hambre.

— Me dio sueño — dijo la escobita.

— Duerme — dije.

— Bueno — me respondió y se acomodo en el sillón.

Él Julian me quedo mirando, no se que más quería que hiciera.

— ¿Que?

— ¿No crees que si tu tia viene puede pensar mal?

— Si la llevo a mi pieza puede pensar peor.

— Pero si esta en tú pieza pasa mas piola, además yo me tengo que ir y así te ayudo altiro si le tienes que llevar para allá.

— Que erí catete — rodé los ojos y camine hasta la Olivia — Oye, despierta.

Ella abrió solo un ojo, se veía ridícula pero aun asi no dejaba de verla.

— Vamos — le ofrecí mi mano y ella la tomo.

Caminamos juntos a mi pieza, la música de la Dafne se escuchaba hasta el pasillo así que por lo menos no se enterar que no estoy solo.

— Acuéstate aquí— la sente en mi cama, ella se quedo pega mirando los dibujos en mi pared, algunos estaban en papel y otro pintados directamente en ella.

Esta niña se quedaba pegada mirando cada dos segundo.

— Olivia— le hice señas, ella parpadeó varias veces y me miro por uno segundo.

— ¿Siempre tuviste ese color de ojos? — me hizo cariño en la mejilla.

Mis ganas de darle un beso se elevaron a mil por ciento.

Pero no estaba en sus cinco sentidos y yo quería a la Olivia original.

— Duérmete — le ordené.

— Pero aun esta de día — reclamo — vamos a la plaza — se trato de parar pero la alcance a empujar de los hombros para volverla a sentar.

— Olivia yapo, si tu querías dormir.

— Pero ahora no quiero, además siento que tus dibujos me observan— apunto a la pared— si te quedas aquí conmigo me duermo.

Me miraba atenta esperando mi respuesta.

— Yaa, bueno me quedo — tomé la silla del escritorio y la acomode al lado de la cama.

La Olivia cerro los ojos, pero se abrieron de golpe al escuchar la canción que sonaba en la pieza de la Dafne.

i dont care you people say when we togeder — cantó — Pobre Louis no puede estar con Harry — hizo puchero y sus ojos se cristalizaron.

Que no llore por favor.

La música de la Dafne comenzó a disminuir lo que significa que ya sabe que no estoy solo.

Apuesto que va a venir a ver que estoy haciendo, si es una toxica.

— Viene mi hermana — avise.

— Ay — fue lo único que dijo antes de esconderse bajo la manta.

La puerta se abrió lentamente mientras rechinaba como en una película de terror.

— Dime que no estas haciendo improperios.

— ¿Contigo aquí? no soy tan desubicado.

Su cara se transformo a una de desagrado, se dió media vuelta y desapareció del pasillo.

— Escobita, ya se fue — la destape pero ella ya había cerrado los ojos.

La acomode de lado por si quería vomitar y la tape bien para que no le diera frío. Salí silenciosamente de la pieza, deje la puerta junta y me gire para ir a la cocina.

La Dafne me esperaba de brazos cruzados y caga de risa.

— ¿Escobita? — levantó una ceja, burlesca— que romántico hermanito.

— Webeame todo lo que quieras, pero la que anda pega' al celu es otra — contraataque— ¿esperas un mensaje especial pendex?

— Yo no me meto en lo tuyo y tú no te metes en lo mio — amenazo, estoy seguro que toque terreno prohibido pero sino me iba a webear por siempre.

— Ese es nuestro trato, Dafnecita.

— No me digas asi, Deancito.

Como si tuviéramos telepatía nos pegamos un chape mutuamente, ella volvió a su pieza y yo fui al comedor en busca del Julian.

— ¿Crees que le gusten los fideos? — le pregunté— Porque no tengo nada más que ofrecerle.

— Yo creo que contigo le bastara — dijo divertido.

— Ja ja, que chistosito andas.

— Que andai fome, era joda — rodó los ojos — me venia pidiendo yogui yogui o algo así.

me reí— estás igual que las señoras cuando quieran comprar un dulce raro.

— Weon la traía en mi espalda, no le estaba poniendo mucha atención.

— ¿Y porque la traías asi?

— ¿Celoso?

¿Estoy celoso?, chucha no se.

— No, solo digo, ella tiene pies — me encogí de hombros.

— Y también tiene ojos, que últimamente solo te miran a ti.

Lo ignore y me fui al negocio, no quiero que la Olivia escuche algo cuando ni yo estoy seguro.

Del negocio saque varios dulces y un par de yogu yogu, mi tía me quedo mirando raro al llevarlos debe ser porque siempre expreso mi odio hacia ellos. Son mas malas las weas.

— Voy a hablarle a la Alessia para que la venga a buscar — me aviso él Julian cuando volví al comedor.

— Déjalo, cuando despierte le digo que la llame.

— Mmh no quieres que se valla.

— Cállate.

Me fui a mi pieza, si yo me despertara en una cama que no es la mía me gustaría que por lo menos ver una cara conocida.

Deje la comida en el velador, busque una croquera y me senté a su lado.

A esperar que la bella durmiente despierte de su profundo sueño.



🚲💜🧹
en un ratito subo la segunda parte <33

Picao a flaiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora