𝗍𝗋𝖾𝗂𝗇𝗍𝖺 𝗒 𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈

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mi sobrina está obsesionada con esta canción y cuando me fije en la letra me di cuenta que es muy del Gabo para la Daria, asiq aquí estamos 💞


Dean

La vi entrar a su casa.

Vi como levantaba su dedo medio para despedirse.

Me tiene weon.

¿En que momento pasó? no se, pero no me arrepiento de nada.

Cuando me asegure que ya estaba sana y salva en su castillo, me dispuse a ir a mi hogar.

Cuando llegue a la esquina me paso un frío por la espalda al ver al Gabo. Sentía como si mi tía me hubiera pillao haciendo algo malo.

— Él Julian siempre sabrá dónde estás incluso cuando ni le digas — dijo con una sonrisa.

Julian culiao, ¿por qué me conoce tan bien?

— Se como llegar a mi casa por si te preocupaba.

Pase por su lado tratando de ignorarlo. Mis enojos siempre son más fuertes.

— Dijiste la misma wea que la Dafne —rodó los ojos — son igual de tercos.

— Es que deberías dejar de preocuparte por nosotros, estamos bien y nada nos pasara.

Repítelo hasta que te lo creas.

— Si no me dejas hacerlo por ti, lo haré por tu tía y por que se lo prometí a la Daria.

Aquí vamos de nuevo.

— La debiste cuidar a ella, era ella la que necesitaba estar protegida y tu lo sabias. Sabias que no le hacia caso a nadie pero al menos a ti te escuchaba, debiste intentarlo.

El nudo en mi garganta había aparecido otra vez y casi hace que se me quebré la voz.

— Deja de asumir todo lo que paso, Dean. No sabi ni una wea, no sabi todo lo que luche para que saliera de esa mierda y lo que luche por ella. No sabi toda la culpa que siento cada puto dia, pero ahí estás tú recalcando cada uno de mis cagasos.

El silencio reino.

No sabía que wea decirle.

Lo peor que tenía razón, pero no quería decirlo en voz alta.

— Necesito que me lo cuentes todo — pedí — ni una mentira más.

Toda mi vida he tenido historias a medias, contadas por partes con solo la información que le convenía a la persona que me la contaba.

— Tu manejas — me tiro las llaves pero las alcancé a tomar antes de que cayeran al suelo.

Paso por mi lado, tomo mi bici y se fue al maletero para guardarla.

Siempre he pensado que para él Gabo es como imposible enojarse conmigo, yo la vivo cagando y el solo voltea los ojos me dice algo y después me habla como si nada.

Me subí al auto pero no sin antes tratar de poner algo de música. Él Gabo busco algo desesperadamente en la guantera y cuando encontró lo que buscaba me estiro su brazo.

— Pon este — me pasó un disco de los bunkers.

Sonreí.

— ¿Era de ella, cierto?

— Que pregunta más weona.

El fanatismo de la Daria por los bunkers era de otro mundo. Su pieza estaba llena de posters de ellos y se dedicaba a buscarlos en todos lados cuando tenían conciertos.

Picao a flaiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora