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Trataste de disculparte, pero eso no me bastó.

Sus ojos se concentraban en lo que proyectaba la computadora, sus dedos se movían de forma ágil sobre el teclado y mordía su labio

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Sus ojos se concentraban en lo que proyectaba la computadora, sus dedos se movían de forma ágil sobre el teclado y mordía su labio. Estaba en tensión, tenía que pasar este nivel o todo se echaría a perder para el equipo.

— Vamos, vamos...

No escuchaba ningún ruido de afuera, tenía puesto sus auriculares negros. Estaba sentado en forma de indio en su silla giratoria, y no llevaba ningún zapato o calcetín cubriendo sus pies.

Conforme más atacaba el enemigo iba perdiendo vida, la barra le indicaba cuanto faltaba e iba menos de la mitad.

— Sólo hago esto y...— Estaba apunto de apretar el botón para dejar ir el último ataque definitivo, lo había resguardado para la ocasión.

— ¡Maldito, Kageyama, idiota!

Oikawa lo alejó de la computadora con todo y silla, lo acorraló en la pared, agarrando los porta brazos. Lo miraba con el ceño fruncido.

— ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Estaba en el último nivel, baboso! — Se quitó molesto los audífonos.

— ¡Me vale un carajo! — Lo tomó de la camisa y lo empezó a zarandear. — ¡¿Por qué fuiste así con Hinata?! ¡Necesito explicaciones!

— ¡No es mi amigo, sueltame!

Oikawa hizo un sonido de indignación y ahora empezó a hacerlo más rápido.

— ¡Esa no es excusa por haberle hablado así!

— ¡Sabes que no soy bueno socializando!

— ¡Eres un im—

— ¡Callense los dos que me duelen los tímpanos! — Iwaizumi llegó a la habitación, quitó a Oikawa y le pegó en la nuca.

Kageyama se quedó quieto en su lugar viendo como los dos chicos se miraban de forma recelosa, hasta que Oikawa suspiró y le mandó un beso como signo de reconciliación. Iwa sólo se volteó con sus mejillas sonrojadas.

— Idiotas...— Kageyama volvió a la computadora, dándose cuenta que habían ganado pero fue gracias a otro compañero. Él quería ser el que diera la victoria.

— Ni creas que te salvaste, ve a pedirle perdón a Hinata — Oikawa posó sus manos en la cintura viéndolo fijamente.

Oikawa y Iwaizumi habían ido al partido de ayer que organizó Hoshiumi, conocieron al pelinaranja y les cayó bien. Pero los dos fueron al chisme cuando vieron a la mayoría reunidos en una bolita, y en medio estaba Hinata contándoles porqué no había traído al jugador que prometió.

Mi molesto vecino | KageHina [EDITANDO]Where stories live. Discover now